Hoy
se
me ha muerto un poeta.
No
el hombre, no el amante:
el
poeta.
Porque
la muerte de los poetas,
si
acontece,
lo
hace sin accidente, enfermedad o vejez
-menos
aun, asesinato-.
No
mueren de muerte física los poetas.
El
mío
se
ha suicidado hoy
vaciando
de sentido,
una
a una,
cada
palabra.
***
Solo
la presencia de la sangre propia
confirmando
la palabra
decide
si
poema
o
simulacro.
Fotografía de Juan Sánchez Amorós
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