DALMA
Vivía
de la caridad brutal y voluble de los borrachos.
Ocho
años tallados en madera de cerezo,
sus
dedos, plumas entre las flores
que a
la noche vendía a las puertas de un café.
Luego,
el primer día de la guerra,
la bala
de un sniper le atravesó
la garganta
Su
cuerpo, túmulo de tierra removida.
Mínimas
rosas, añicos de cristal, ojos de gato.
ningún
otro objeto suyo nos fue legado
por la
avaricia de los asesinos.
Y nada.
Apenas nada más.
Luego
sí. Veinticinco años después de su muerte, sí.
Tres
meses después de conocer su historia, sí:
La
terrible nostalgia de su ausencia.
No más
canciones, no su voz en los callejones,
no sus
cenizas sobre el Neretva
ni
tampoco visita alguna a las traseras de la mezquita
donde
alguien con rotulador negro
escribió
su nombre en una plancha de madera,
DALMA,
8 años.
Nada
más.
LÚA,
LUNA
El cálculo era bastante simple: un obús por casa
Y la sensación sincera
La sensación neurótica,
La sensación insoportable
La sensación inverosímil
Pretenciosa
Ególatra
De que solamente por ser tu
Llegarías a sobrevivir.
Pero no.
Decir también
que es de allí de dónde vienes y que esto es lo que recuerdas:
Un sintético mapa de horrores o
aquella noche cuando a través del espeso humo
Lamija, la mujer del tanque, disparaba
Perdida la cabeza, disparaba
sentada en el acero incandescente de una torreta
disparaba, la mujer de extraña silueta.
Y detrás de sus ojos inyectados en sangre,
de sus manos en forma de garra
detrás de su malvada sonrisa
iluminada por la luna, inexplicable
yacía la ciudad más aún, su historia
un pulso físico radicalmente vivo,
que fue desapareciendo,
se hizo humo.
Cuando la luna se ocultó del todo
Lamija bajó del tanque y con los ojos –
todavía-
inyectados en sangre
cuidadosa, lentamente
fue a buscar a sus hijos.
NOSTALGIA
Una necesidad inaguantable de volver a ser yo
Un yo de mármol,
sin humo.
De regresar al centro exacto de la piedra
todas las piedras
el viento entrechocando con mis dedos.
yo pedaleando
tú disparando al aire.
ocultando mi vientre seco
sin poder soportar
la evidencia absoluta
rotunda radical de verte muerto
Amor amor
mío cuerpo albergue mi único deseo tenerte
dentro tú dentro no permitir que
vuelvas a marcharte y escuchar tu voz diciendo que a partir de entonces a partir de ese momento tendría que cuidar de mi locura yo sola.
Tu cuerpo en el camino,
El mío, en casa
Buscando soluciones
Seguir viva
Construir una ducha en la terraza
Jugar al ajedrez sentada en la escalera
Hacer fuego con un par de zapatos de piel de
serpiente
Rehogar con sal las pilas agotadas
y hacer funcionar así una radio y dos linternas.
Olerte. Sentirte de nuevo. No pido más
Después morir.
Pero antes,
querido dios, contesta,
¿Por qué no dejaste que en lugar de Simo te
mataran
otra vez
a Ti?
P
PUSTI
ME DA ZIVIM
Puede ser el título de una canción de moda
Déjame
vivir, déjame oh sí
No hay que desechar la idea
Torturas
Planes estratégicos
Incluso el gancho triple
que utilizabas para arrancarme los ojos
la cinta blanca
que en Bosnia llevábamos
los musulmanes, gitanos y croatas
de espaldas desconocidas
PUSTI
ME DA ZIVIM
O – simplemente – un grito
un carrusel de palabras
un punto donde el rescate último es del todo
imposible
un punto duradero el mal más dulce
cuando nos hacían extender las manos
para atarlas con alambre de espino
Es probable
que con ese pusti
me da zivim
la alta poesía salga sobrando
y abandonada a su suerte
se juegue la vida a la ruleta
sin ley, sin causa, sin razón siquiera
como aquella mujer ya sabes
bruja-cangrejo medio enloquecida
que viste con los pies ensangrentados,
deambular perdida
por la estación de Zagreb.
Y tú aquí,
yo todavía aquí
sin saber qué decir.
POST-
POEM 1996
ADEM – no se conoce el apellido – muerto en Modriça.
IBRO - musulmán y gitano – muerto en Modriça
ALMA - siete años – muerta en Modriça
HASAN- a golpes, con una barra de acero – muerto en
Modriça
ZICA –
acordeonista – muerto en Modriça
SENAD, HAZIM y BEGO – buenos vecinos – no pensaban
[morir en Modrica
y ZORAN SPASOJEVIC, llamado también Zora,
que hizo un pacto con su tierno corazón y huyó,
el único serbio que huyó antes de perderse.
O MATE – el traidor – que disparaba siguiendo un
ritmo de dos
[tiros-pausa-tres.
SAVA LUKIÇ – serbocroata – inventor de la cinta
blanca.
ZDRAVKO SPASOJEVIÇ – torturador vocacional – que disfrutaba
[cazando
musulmanes como si fueran osos.
ÇEDA –chetnick
– borracho, por prescripción médica y también para
[darse ánimos
SIMO – que no era culpable de nada pero vivía en el
lado equivocado hasta que la bala de un vecino se lo llevó por delante
¿Y qué pasó con NIKOLA NASTASIÇ –profesor – o con MILIJANA
la mujer del tanque?
Todos muertos,
Todos.
Todos fueron -
una vez -
ciudadanos de la Bosnia- Herzegovina.
ROTUNDAMENTE, NO
No, no hablo de las rosas/ ni de la piel de mi
amante/ ni del céfiro que gira/ tan lentamente en su movimiento/ que se diría/
misteriosa forma de quietud.
No, no hablo de las rosas sedientas/ ni de las de
ninguna otra clase/ coronadas de espinas/ rosas de pétalos desnudos/ rosas
enceradas
Ni hablo de la belleza del mar-more/ del dulce escozor de la carne-meso/ del valor inextinguible de los karta-mapas/ o del gran pueblo- veliko
selo que, una vez/ sucumbió en los Balcanes.
No, rotundamente no.
No hablo de la memoria que crece /para formar parte
del árbol que algún día dará sombra/ ni del bajel que nombra las olas/ o de ese
otro, hundido al zozobrar.
No, rotundamente no.
Porque no “estoy” en poeta/ ni siquiera me siento
una/ no sé hablar en metáforas/ ni voy delante del tiempo/ mientras el coro de
la tierra salta en pedazos/ la caligrafía de los estorninos surca el cielo/ o
tú aprendes a leerme.
No, rotundamente no.
Más bien todo lo contrario/ trato de aprender lo que
no entiendo/ el pan/ los millones de manos aferradas a la vida/ los dientes
rotos de la tribu/ la diminuta justicia medio ciega/ el caos sobreviviente/ y
la gente/ sobre todo la gente/ todos los que amo.
Pilar Salamanca. Ayer, no te ví en Sarajevo. Ed. La Vorágine
"A la tristeza hay que darle la razón, cuando la tiene".
ResponderEliminarLuis Auserón