documentos de pensamiento radical

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martes, 31 de diciembre de 2024

SIN FIN




Sin fin

la duna sin fin

que formó el reloj de arena sin fin

sobre la que nos acurrucamos sin fin.

 

Sin fin el laberinto, el abismo, el milagro,

el puente sin fin del deseo.

 

Sin fin el tiempo encendido,

su canto oscuro,

la respiración en la luz inconclusa,

el vuelo en la raíz de la noche,

los cuerpos manando e imantando

las formas complejas de lo mismo, su holladura.

 

Sin fin el resplandor sin fin del ovillo incendiado,

el desvelo sostenido en su temblor,

su incandescencia.

 

Sin fin lo que comienza sin fin,

el pasadizo transparente de lo tocado,

mi hambre de ti, la espesura del tiempo

donde te desnudas sin fin,

 

los premios,

el premio gordo que es permanecer en el amor. 




Antonio Orihuela. Sin fin. Ed. Gato Encerrado. 2023

Fotografía de María Ruíz-Funes Torres

lunes, 30 de diciembre de 2024

5 poemas de VÍSPERA DE LUNES de ALBERTO PÉREZ DOMÍNGUEZ




No future

Escuchas en la radio que este año

los modernos

del festival Sónar

han programado música clásica

y recuperas, un poco,

la fe y la esperanza.


Sales a la ventana,

y se oye,

de fondo,

el reggaetón de las vecinas,


por suerte

o por desgracia

la fe y la esperanza

se te pasan enseguida.



***




Busca

quien te ame

incluso

en las tardes

de verano

de 15.30

a 22.40.



***



Civilización

Al final,

la civilización

era esto:

rejas en puertas

y ventanas

para proteger

la libertad.



***



Los alegres

Vivimos en una sociedad

tan depresiva y enferma

que en cuanto vemos a alguien

sonreír o reírse

abiertamente

no podemos dejar de preguntarnos

—y con cierta suspicacia—

si no estarán bajo los efectos

de algún tipo de droga.



***



Gente


en respuesta al poema

“Momentos que no tienen precio”,

de Karmelo C. Iribarren


Lo peor

es cuando llegas

a casa


-huyendo

de la gente-


y echas

el doble

o triple

cerrojo,


pero te miras

al espejo

y todavía

te sobra


gente.



***





 Alberto Pérez Domínguez. Víspera de lunes

domingo, 29 de diciembre de 2024

4 poemas de VÍSPERA DE LUNES de ALBERTO PÉREZ DOMÍNGUEZ




Hoy

hace

exactamente

seis años

me hallaba en Heathrow,

sufriendo mi primer

y único

overbooking.


Ocho horas

solo, deambulando

por el aeropuerto.

Los televisores, fijos

en la BBC o CNN,

informaban de una incipiente

Primavera

árabe,

que no sabían si aplaudir

o condenar, pues no habían

recibido aún

instrucciones al respecto.


De vez en cuando,

miraba en la ventana

los aviones

y un sol de febrero

velado a ratos

por tímidos

copos

de nieve.


La primavera,


pensé,

escéptico,

tardará aún en llegar.



***


Para entendernos

El decano

me llamó

erasmista,

los de UJCE,

trotskista,

los de CNT,

cegetista,

los de CGT,

cenetista,

o lo que es peor,

anarquista

filosófico,

total,

librepensante,

el enemigo,

para entendernos.



***


El momento más triste del día


                                                                     para Marta


Casi un

cataclismo,

o hecatombe,

ese

trágico

instante

en que te vistes.


***


Viajar

Dicen

que viajar

es importante,

y es verdad,

tienen razón,

de vez en cuando

está bien

deprimirse en otro sitio.



Alberto Pérez Domínguez. Víspera de lunes

sábado, 28 de diciembre de 2024

Encuesta sobre hábitos de lectura




Encuesta sobre hábitos de lectura

Un 40% de los españoles

no ha leído un libro en un año.


No leen a Cela ni a Delibes,

no leen a Cortázar, a Unamuno,


no leen a Torrente ni a Guillén,

no leen a Benet, a Dos Passos ni a Kundera,


no leen a Kawabata,

no leen a Bukowski ni a Iribarren,


no leen a Wolfe ni a Lizano,

no leen a Fonollosa.


No leen a los grandes de las letras,

te van a leer



a ti



Alberto Pérez Domínguez. Víspera de lunes

viernes, 27 de diciembre de 2024

18 AFORISMOS de EL ROCK HA MUERTO de ALBERTO PÉREZ DOMÍNGUEZ

 



Lo menos que puede hacer el escritor por los amigos perdidos es convertirlos en literatura.

 

*


Todo el mundo dice odiar el nacionalismo. El de los demás, por supuesto.


*


Qué bien escriben ciertos poetas y qué poco tienen que contarnos.

 

*


El arte anteriormente conocido como poesía.

 

*

El pizzicato de la lluvia sobre la claraboya.

 

*


La mayoría sólo duda de la democracia cuando no salen los suyos.

 

*


Se decía transgresor, pero tenía una legión de fieles seguidores.

 

*


Los cuatro armani del apocalipsis

 

*


De nuevo cabalga la sinrazón a lomos del miedo.

 

*


Prefiero el campo a la ciudad porque la estupidez se presenta mucho más dispersa.

 


*


Lo que el capital ha unido que no lo separe Montesquieu.

 

*


La unidad de la patria debe de ser Españas por minuto.

 

*


Cuando se dicen gente de orden, se refieren a su orden.

 

*


¿En qué momento pasamos del Sexo, droga y rock & roll al Coaching, mindfulness y Marco Aurelio?

 

*


Los poetas son como los magos, se disfrutan más cuando no sabes el truco.

*


 La poesía es siempre un acto de generosidad. Y viceversa, nada más lírico que una acción generosa.

 

*


La poesía es siempre un acto egoísta que se ofrece generosamente.

 

*

El rock ha muerto para quedarse.





Alberto Pérez Domínguez. El rock ha muerto. Bajamar Ed. 2024


jueves, 26 de diciembre de 2024

5 poemas de EL ROCK HA MUERTO de ALBERTO PÉREZ DOMÍNGUEZ


 


filosofía de bolsillo

 

esta tarde, al fin,

después de arrastrar durante días

una botella de agua

maloliente,

he decidido vaciarla

en el lavabo y arrojar

el vacío continente,

con desprecio, a la basura.

 

he cogido con brío la garrafa

de agua mineral, natural,

un vaso de vidrio fino,

y he pegado un buen trago

aséptico y

satisfactorio.

 

a veces, —he pensado—

se debería

poder hacer lo mismo

con la vida.



***

pequeñas batallas nocturnas

 

cómo resistir indemne

a este concilio pactado de tinieblas,

a esta quietud tácita y velada

bajo las sábanas.

 

cómo respirarnos el aliento

sin devorarlo a dentelladas y mandíbula.

cómo no deletrearnos las pasiones,

declamando, sílaba a sílaba, entre tus muslos.

cómo abandonarme al sueño que es la muerte,

sin la caricia

sinfónica

de tus suspiros.




***

dimanche blues

 

víspera de lunes,

tarde de domingo,

melancolía,

       lluvia

           y fútbol radiado.



***


el dilema

 

conseguir que te lean

para alcanzar

la fama

o

alcanzar la fama

para conseguir

que te lean.



***


una ficción, una sombra, una ilusión...

 

a medida que envejecemos

los sueños se vuelven

menos frecuentes, pero a la vez

más intensos, más profundos,

hasta que del último

no sabemos —o no queremos—

regresar.


 

Alberto Pérez Domínguez. El rock ha muerto. Bajamar Ed. 2024
Ilustración de Amable Arias

martes, 24 de diciembre de 2024

ESCENA CONTEMPORÁNEA EN UN BOSQUE DE SORIA QUE INCLUYE EL MONÓLOGO DE UN LEÑADOR SENSIBLE




 

Pide hoy el ingeniero talar donde no hay horizontal posible

y el pino crece por ensalmo, recabar también

los ejemplares disidentes, los que huyeron

y se esconden del monocultivo abigarrado,

de las lomas accesibles, los valles y collados.

Pide cercenar su rebeldía y su belleza por un palé de más,

un embalaje, unas cuantas tablas de encofrado,

entarimados, cajas de cerveza y alguna que otra puerta.

 

Y qué cielo azul, qué fuego de lo azul,

roto solo por la estela de los aviones,

ese cielo que es el mismo vacío arriba para todos

pero que unos vemos así, privilegiados

y otros no lo ven, en sus septentrionales grises cotidianos,

en su contaminación, en sus ciudades altas que lo tapan,

gentes que viven mirando al suelo,

rastreando como hormigas ciegas, a empellones,

en el metro y los pasos de cebra,

haciendo colas casi para cada necesidad,

desconectados del planeta que nos da bocado

y desconectados del cielo, ay el cielo,

que nos trae el universo a casa,

que nos dice que somos aire azul y que hay esperando

un excitado amante a veces sol y a veces luna.

 

Es difícil manejar la sierra mecánica y hay días de frío

y la paga es poca y el sindicato no se moja,

pero el cielo compensa la urdimbre de los días con su azul

y el olor a maderas y el crujir de las ramas bajo la bota

y la alfombra de helechos y el corzo huido

y la guasa de los compañeros en el camión que nos sube

y esta soledad y este silencio de cristal en el bosque

a la hora del bocadillo, este aire que contiene hielo

y estos troncos que contienen aire,

cientos de años de aire en los troncos,

una crónica en anillos, pinos que nacieron antes que yo,

testigos fieles, surtidores de historia

desde el suelo del pasado al futuro del cielo,

que fueron pinocho cuando mi madre niña se peinaba.

 

Pobres habitantes de la ciudad sin tiempo,

donde se ubica el reloj de los minutos y las horas,

pero no hay tiempo para parar el tiempo,

donde han sido abolidos los siglos

y los políticos se encargan

de cambiarlo todo en cada legislatura,

en plazas devastadas bajo un cielo sin tiempo,

implacable sobre su cerviz, duro bajo su pie de asfalto.

 

 

 

SCENA CONTEMPORANEA IN UNA FORESTA DI SORIA E MONOLOGO DI UN BOSCAIOLO SENSIBILE

 

 

L’ingegnere chiede oggi di tagliare dove non c’è orizzontalità possibile e il pino cresce per magia, di raccogliere anche

gli esemplari dissidenti, quelli che fuggirono

e si nascondono dall’affollata monocultura

delle accessibili colline, delle valli e dei colli.

Chiede di tagliare ribellione e bellezza per un pallet in più,

un imballaggio, alcune tavole per casseforme,

parquet, casse di birra e qualche altra porta.

 

E che cielo azzurro, che fuoco d’azzurro

spezzato solo dalla scia degli aerei,

quel cielo che è lo stesso vuoto lassù per tutti

ma che alcuni di noi vedono così, privilegiati,

e altri non lo vedono, nei loro grigi nordici quotidiani,

nel loro inquinamento, nelle loro alte città che lo nascondono,

gente che vive guardando per terra,

strisciando come cieche formiche, a spintoni,

nella metropolitana e sulle strisce pedonali,

in fila per quasi ogni esigenza,

disconnessa dal pianeta che ci alimenta

e disconnessa dal cielo, oh dal cielo!

che porta l’universo a casa,

che ci dice che siamo aria blu e che ci aspetta

come un amante esaltato, a volte sole e a volte luna.

 

È difficile utilizzare la motosega e ci sono giornate fredde

e la paga è bassa e al sindacato se ne frega,

ma il cielo compensa col suo azzurro la stortura dei giorni

e con l’odore del legno e lo scricchiolio dei rami sotto lo stivale

e con il tappeto di felci e il cervo in fuga

e con la battuta dei compagni nel camion che ci porta su

e con questa solitudine e questo silenzio di cristallo nella foresta

all’ora dello spuntino, con quest’aria contenente ghiaccio

e con questi tronchi che contengono aria,

centinaia di anni d’aria nei tronchi,

una cronaca in anelli, pini nati prima di me,

testimoni fedeli, fornitori di storia

dalla terra del passato al futuro del cielo,

che erano piccoli quando mia madre si pettinava da bambina.

 

Poveri abitanti della città senza tempo,

dove sta l’orologio dei minuti e delle ore,

ma non c’è tempo per fermare il tempo,

dove i secoli sono stati aboliti

e i politici si prendono cura

di cambiar tutto in ogni legislatura,

in piazze devastate sotto un cielo senza tempo,

implacabile sul collo, duro sotto il piede dell’asfalto.

 



Bernardo Santos. La tempesta del tempo /  El vendaval del tiempo. Ed. Ensemble. 2024