UN PARÉNTESIS DE PROUST
En una página de A la sombra de las muchachas en
flor hay una descripción del comedor iluminado
de un hotel con sus aristocráticos huéspedes
como si fuera un «inmenso y maravilloso acuario». Los
obreros, los pescadores y las familias de la clase media de
Balbec se agolpan a las vidrieras para contemplar aquellos
«peces y moluscos extraños». Y aquí viene el paréntesis
donde el narrador traza, sottovoce, una lección tan
irónica como inquietante: («buen problema social: a saber,
si la pared de cristal protegerá por siempre el festín
de esos animales maravillosos y si la pobre gente que
mira con avidez desde la oscuridad no entrará al acuario
a cogerlos para comérselos»). Sospecho que esta imagen
del pueblo tragándose a gente rica como si fueran extraños
crustáceos haría las delicias de revolucionarios, surrealistas
y buñueles.
***
'THE END'
El general, tras haber enterrado la espada, se entregó
al cuidado de sus bonsáis.
El banquero siguió a Cristo después de repartir
sus riquezas.
Los poetas se afanaban en asesorar al César.
El final del mundo estaba cerca.
Miguel A. Moreta-Lara. Mientras respira la tarde. Ed. El Desvelo, 2024
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