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jueves, 8 de agosto de 2024

4 poemas de LA PRIMERA VEZ QUE DIJE "AGUA" de JOSÉ MARÍA GARCÍA LINARES

 



OTOÑO EN PRIMAVERA

 

 

¿Cuál es la edad del tiempo

 

que llega                                 de repente                              con la brisa

 

y se filtra en el presente de la luz

 

en la memoria de mis manos

 

y en el libro que sostengo

 

 

que despacio se desliza

 

hasta el recóndito lago del olvido

 

y lo despierta con un roce efervescente?

 

 

¿Cuál es la voz del tiempo

 

que limpia los resquicios de mi vida

 

con el mismo paño de palabras

 

con el que escribí hace décadas

 

mi yo

tu amor          

mi nombre

 

cuando parecía posible detener el viento

que arrasaba todo aquello

 

que dañaba los andamios del futuro?

 

Quizás sólo un rasguño

 

en el devenir del mundo

 

 

el anómalo suspiro de un reloj rebelde

 

que permite que se claven en los ojos

 

las agujas de mis veinte años

 

elevados al azul y a la belleza

 

en esta tibia tarde de septiembre

 

 

Ni hoy

ni ayer

ni ahora

ni mañana

 

Se anuda el tiempo                 se complica                 y          se deshace

 

Y soy

 

o fui

 

o he sido en un momento

 

(aquí y allí y siempre todavía)

primavera

en

otoño fatigado                                   brotando

 


 

HOJA DE PAPEL

 

En la quietud

 

y en el silencio de esta hoja

 

vaga mi mano cuerda a la deriva

 

por los reinos del sentido

 

Acelera

 

frena

 

sigue

 

le pregunta a la mirada

 

si la tenue luz del bosque

 

es la morada del poema

 

si la isla evaporada de la tarde

 

conserva el rastro azul marino

 

de la palabra al filo de mi vida

 

 

Es tanta la memoria contenida

 

tan hermoso el rostro de la voz

 

que va indicándome el camino

 

hasta la orilla inserta

 

en los océanos perdidos

 

 

tan ligero el verbo en el ocaso ardiente

 

de mi piel ardiente

 

en  mi tiempo ardiente

 

 

Sólo el tiempo en esta hoja de papel

 

todo el tiempo que me sea necesario

 

 

Invento                                                                                  Reescribo

 

tacho                                                                                     miento

 

rememoro                                                                              sueño

 

y me construyo                                                                      y me destruyo

 

 

 

en esta página fugaz

 

precipitándose

 

al

 

vacío

 

despidiéndose

 

 

 


 

LA MIRADA DE ORFEO

 

Cuando volví la vista atrás

 

vi mi rostro joven alejarse

 

Canto desde entonces

 

al amor                        al azul                         a los placeres

 

a todo aquello que consuele

 

del hermoso dolor de seguir vivo

 


 

ÉRAMOS DOS NIÑOS

 

Han volado tantas cosas                    tantos rostros

 

Unos yacen esparcidos por la orilla del olvido

 

otros en la cima inaccesible del silencio

 

a la espera del valiente montañero

 

que resista tempestades y belleza

 

rayos y palabras imposibles                           como un eco que se esfuma

 

río

abajo

por

la

infancia

en

primavera

 

Si las busco llegas tú                                                 si las llamo vuelvo yo

 

ambos nadando un cielo fresco

 

surcado por delfines y luciérnagas

 

 

Lo hermoso es que jamás nos conocimos

 

lejos los dos                tú en el volcán                       yo en la araucaria

           

el tiempo divagando por los parques

 

el mar memorizando los delirios

de la luz azul en las orquídeas

 

tus manos que esperaron a mis manos

 

allí donde los vientos prenden fuego a la ceniza

 

 

Recuerdo iluminado tu niñez             (jamás nos conocimos de pequeños)

 

mi risa correteando por la playa tras de ti

 

            que te elevabas

 

                                               y volabas

 

            y cantabas la canción del mediodía

 

En invierno se alejaban las tormentas

 

si mirabas apenada el horizonte

 

 

y  montábamos castillos de juguete

 

 

en el desván de una alegría puesta a salvo

 

de colegios

 

             curas

 

                         monjas

            y

 

                                   huracanes

 

esperando siempre la llegada

 

de un pesquero azul entre la espuma ardiente de Los Cárabos

 

 

Jamás nos conocimos pero ahora

 

inventamos el ayer

 

para contárnoslo mañana

 

 

Limpiamos los escombros del olvido y construimos

 

 

la memoria que quisimos

 

que queremos

 

 y nos salva

 

Había llovido demasiado

 

 

El viento nos llevó                                         y nos trajo como quiso

 

 

El mar amaneció

 

            esplendoroso

 

Nos encontramos treinta años después

 

en el azul

 

en el amor

 

en la ceniza

 

Dos niños entonces

 

volando de la mano por el viento

 

 

José María García Linares. La primera vez que dije "agua". Averso Ed. 2024

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