OTOÑO EN PRIMAVERA
¿Cuál es la edad del tiempo
que llega de repente con la brisa
y se filtra en el presente de la luz
en la memoria de mis manos
y en el libro que sostengo
que despacio se desliza
hasta el recóndito lago del olvido
y lo despierta con un roce efervescente?
¿Cuál es la voz del tiempo
que limpia los resquicios de mi vida
con el mismo paño de palabras
con el que escribí hace décadas
mi yo
tu amor
mi nombre
cuando parecía posible detener el viento
que arrasaba todo aquello
que dañaba los andamios del futuro?
Quizás sólo un rasguño
en el devenir del mundo
el anómalo suspiro de un reloj rebelde
que permite que se claven en los ojos
las agujas de mis veinte años
elevados al azul y a la belleza
en esta tibia tarde de septiembre
Ni hoy
ni ayer
ni ahora
ni mañana
Se anuda el tiempo se complica y se deshace
Y soy
o fui
o he sido en un momento
(aquí y allí y siempre todavía)
primavera
en
otoño fatigado brotando
HOJA DE PAPEL
En la quietud
y en el silencio de esta hoja
vaga mi mano cuerda a la deriva
por los reinos del sentido
Acelera
frena
sigue
le pregunta a la mirada
si la tenue luz del bosque
es la morada del poema
si la isla evaporada de la tarde
conserva el rastro azul marino
de la palabra al filo de mi vida
Es tanta la memoria contenida
tan hermoso el rostro de la voz
que va indicándome el camino
hasta la orilla inserta
en los océanos perdidos
tan ligero el verbo en el ocaso ardiente
de mi piel ardiente
en mi tiempo ardiente
Sólo el tiempo en esta hoja de papel
todo el tiempo que me sea necesario
Invento Reescribo
tacho miento
rememoro sueño
y me construyo y me destruyo
en esta página fugaz
precipitándose
al
vacío
despidiéndose
LA MIRADA DE ORFEO
Cuando volví la vista atrás
vi mi rostro joven alejarse
Canto desde entonces
al amor al azul a los placeres
a todo aquello que consuele
del hermoso dolor de seguir vivo
ÉRAMOS DOS NIÑOS
Han volado tantas cosas tantos rostros
Unos yacen esparcidos por la orilla del olvido
otros en la cima inaccesible del silencio
a la espera del valiente montañero
que resista tempestades y belleza
rayos y palabras imposibles como un eco que se esfuma
río
abajo
por
la
infancia
en
primavera
Si las busco llegas tú si las llamo vuelvo yo
ambos nadando un cielo fresco
surcado por delfines y luciérnagas
Lo hermoso es que jamás nos conocimos
lejos los dos tú en el volcán yo en la araucaria
el tiempo divagando por los parques
el mar memorizando los delirios
de la luz azul en las orquídeas
tus manos que esperaron a mis manos
allí donde los vientos prenden fuego a la ceniza
Recuerdo iluminado tu niñez (jamás nos conocimos de pequeños)
mi risa correteando por la playa tras de ti
que te elevabas
y volabas
y cantabas la canción del mediodía
En invierno se alejaban las tormentas
si mirabas apenada el horizonte
y montábamos castillos de juguete
en el desván de una alegría puesta a salvo
de colegios
curas
monjas
y
huracanes
esperando siempre la llegada
de un pesquero azul entre la espuma ardiente de Los Cárabos
Jamás nos conocimos pero ahora
inventamos el ayer
para contárnoslo mañana
Limpiamos los escombros del olvido y construimos
la memoria que quisimos
que queremos
y nos salva
Había llovido demasiado
El viento nos llevó y nos trajo como quiso
El mar amaneció
esplendoroso
Nos encontramos treinta años después
en el azul
en el amor
en la ceniza
Dos niños entonces
volando de la mano por el viento
José María García Linares. La primera vez que dije "agua". Averso Ed. 2024
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