De Una morada
en el aire. Diario de trabajo
(18 de agosto de 2002
a 18 de agosto de 2003)
(El Viejo Topo, 2003)
La
palabra clave no me parece comunicación, ni tampoco conocimiento,
sino más bien búsqueda, indagación.
Se
trata de una forma de existencia. Quien la practica vive una intensa sensación
de libertad interior y verdad subjetiva. Como toda liberación, aspira a serlo
de todos y todas. Como toda verdad, es potencialmente universal.
Pero
hay que subrayar el aspira a, el potencialmente. No debe
ocultársenos que hay condiciones previas necesarias para desembocar en esta
búsqueda –condiciones educativas generales, y decisivos encuentros biográficos
que sólo pueden ser contingentes–: condiciones que, de hecho, circunscriben esa
universalidad potencial a una actividad de círculos relativamente reducidos.
¿Hay
que obsesionarse con ello? Creo que no. En este sentido, la situación de la
poesía no debe de ser muy distinta de aquella en que se encuentran la sabiduría
taoísta, la filosofía epicúrea o el cristianismo de base: universalidad
potencial y encarnación minoritaria.
¿Quiere eso
decir que hay que renunciar a ampliar esos pequeños círculos, a la predicación
de la buena nueva? Nada de eso, porque cada persona cuenta. Huyendo, eso
sí, del exceso de celo misionero, hay que tener claro, no obstante, que
poseemos –o más bien nos posee— una verdad preciosa, y que conviene intentar
regalarla a otros igual que a nosotros nos fue regalada. Vivir en poesía es una
buena forma de vivir.
Jorge Riechmann. Una poesía de los vínculos. Antología de textos sobre poética. Edición y selección de Alberto García-Teresa. Ed. Lastura, 2025
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