II
DIÁLOGO ENTRE
HÖLDERLIN Y LA CLASE OBRERA
Para
un criado ser feliz significa estar aletargado. ¡Ser feliz! Cuando me habláis
de ser feliz es como si tuviera en la boca papilla y agua tibia. Aquello a lo
que sacrificáis vuestros laureles y vuestra inmortalidad es tan estúpido y tan
funesto. Oh, luz sagrada que sin descanso actúas en tu inmenso reino allí
arriba y de cuya alma participo a través de los rayos que a mí llegan… ¡Que tu
suerte sea la mía! De tus hechos se alimentan los hijos del sol, ellos viven de
la victoria, se estimulan con su propio espíritu y su fuerza es su alegría.
Hiperión o el eremita en Grecia.
F. Hölderlin
1
AL
ANOCHECER FRENTE AL EDIFICIO DE LA BOLSA
…
Dime Friedrich: ¿Qué Objeto poético debe ser el Nuestro…?
El enemigo/Otro… O el
enemigo/Nosotros…
…
El Otro es Tú: es Nosotros…
…
¿El Lucro? ¿La Fuerza? ¿La Represión también…?
…
El Otro es Tú: repito. Es Nosotros…
¡Saca el espejo y mira!…
…
Sí Friedrich: Miro pero es tan desalentador verse así…
…
¿No es más duro aún el engaño…?
¡Valor: hermana!...
…
¡El Otro es un enemigo tan cómodo!...
¡Tan bien localizado!…
…
¡Y un hueso tan roído!…
…
¿Entonces…?
…
¡Valor: hermana!…
…
¿Y de los poetas: qué decir…?
…
¿De los vuestros…?
…
Sí Friedrich: De nuestra poesía y de nuestros poetas…
¿Es posible una poesía cuya materia no
sean los sueños…?
¿Y si la materia
fuera la realidad/real…?
…
¡No hay otra posible!…
…
Pero tú cantas a héroes y seres del pasado…
…
Hiperión o Alabanda o Diotima o Grecia…
Y sus sueños…
Son seres tan
reales y presentes como Tú y como yo…
Son el pasado presente…
…
¿Dónde están nuestros dioses: nuestros héroes y semidioses…?
¿A quiénes cantaremos nosotros…?
… Un día: los tuvisteis…
Vosotros también habéis tenido vuestros
titanes…
Y vuestros dioses y semidioses:
habitantes
de un nuevo
Olimpo humano…
…
Aunque renunciasteis a ellos…
… eran héroes de cuerpos esbeltos y
hermosos…
…
¿Y nuestra Grecia: nuestra Roma…?
…
¡Tuvisteis vuestra Grecia!…
…
¡Tuvisteis vuestra Roma!...
Y os las arrebataron: llorad su pérdida
o clamad por su
restitución como yo hice
con la mía…
…
Dime Friedrich: ¿Yo/Nosotros soy/somos entonces como Ellos…?
¿El Otro…?
…
¿Por qué escriben vuestros poetas…?
…
Escriben a falta de una bruñida y afilada cuchilla en la guillotina…
O porque lloran una pérdida…
…
¿Comprendes…?
…
¡Ahora comprendo!...
Son como tú: sienten la misma rabia y el
vacío de una pérdida…
…
Sí: Hay tantas gargantas que seccionar…
Mejor las
hermosas palabras…
Y los cuerpos
esbeltos y la fineza de sus espíritus…
Y que recuerden –entre tanto– a sus
héroes dioses y semidioses…
[Pausa]
… ¡Y recordad también a vuestros
monstruos titanes!…
…
¿A nuestros monstruos titanes también…?
…
Ya sabes: necesitamos de la memoria para mantener la vigilia…
Debéis manteneros despiertos mientras
dure la noche…
Como las doncellas estaban alerta en la
vigilia: yo te acompañaré…
Soy también
habitante de lo oscuro…
…
¿Compartiremos esta humilde Bujía…?
…
Sí. Y su vacilante irradiación…
CUARTA
VOZ. RESPUESTA CUATRO
ÁNGELA
MARTÍNEZ FERNÁNDEZ[1]
La clase obrera
es una frontera llena de latidos
de corazones
rojos que bombean
las entrañas de
la tierra
y dan a luz a
una niña
huérfana
Estos son los pensamientos que
barrunto,
ya crecerán las semillitas que
alimento.
Gata
Cattana
Si
digo
clase
en
el poema
esclavos
servidumbre
trabajo
obreras
explotación
si
digo
hay
facturas sin pagar
trazo
una línea divisoria
impongo
un
ritmo de lectura
una
orientación
y
quizá
seguramente
el
alejamiento premeditado
de
personas
a
las que quiero
el
desinterés más absoluto
y
a veces la crítica
de
otros a quienes
no
quiero ni querré
pero
cuyas palabras
construyen
el
terreno de juego
donde
vivimos
e
intentamos sobrevivir
Si
digo
sin
embargo
amor / rabia
/ dolor
te
quiero
ha
muerto mi padre
no
tengo tiempo
el
tren va despacio
la
duda se disipa
los
rostros se relajan
se
vuelven apacibles
se
compran poemarios
para
Navidad
se
pintan versos
en
el borde de las calles
e
incluso
se
gana dinero
porque
nadie piensa
que
hay alguien
hablando
de
la lucha de clases
Es
este juego de palabras
la
diferencia entre
la
sospecha
y
el beneplácito
lo
que nos convierte
en
fantasmas tristes
hijas
de un mundo desaparecido
renegado
incómodo
desagradable
ficticio
un
mundo encarcelado
en
los límites
del
tiempo anterior
encapsulado
en
una película
de
ciencia ficción
que
ni siquiera
está
disponible
en
las plataformas de entretenimiento
Por
eso hemos puesto
un
altavoz
en
el borde del río
un
altavoz enorme
que
cuelga de la barandilla
que
marca
el
margen donde vivimos
por
eso hemos escrito
un
poema-altavoz
para
ahuyentar a los fantasmas para que se escuchen mejor nuestras quejas
nuestros deseos de venganza hemos perdido el miedo a leer en voz alta porque
tenemos la certeza el infinito convencimiento de que también el llanto la
soledad y el desconsuelo también el cáncer de los padres los ansiolíticos la
nevera estropeada los hijos en paro las discusiones de pareja y todos nuestros
puentes
están
cercados por
se
nutren de
las
fronteras
entre
ellos y nosotros
por
eso
desde
la ciudad del trabajo
y
la servidumbre
buscamos
ahora
un
nuevo alfabeto
otra modulación del grito
que
no nos convierta en espectros
sino
en titanes
en
combatientes
que
no nos expulse
ni
nos niegue
ni
nos tape la boca
con
sacos enormes de amianto
con
puentes a oscuras
sin
postes de la luz
buscamos
ser cascarón
raíz
embriones
manchados
de sangre
pues
rojo ha sido nuestro sino
desde
la aurora del tiempo
y
rojo será el alfabeto
que
nazca del espejo
donde
nuestras madres
no
se pintaron la comisura de los labios
porque
para
fregar suelos
a
las seis de la mañana
una
no tiene tiempo
de
tocarse la cara
una
no tiene tiempo
de
notar que debajo
de
la octava vértebra
ha
nacido un quiste enorme
que
interrumpe
la
vida
Cuál
es el valor de nuestros muertos
preguntan
desde el fondo de la sala
y
un eco sordo
responde:
en
el hogar futuro
ni
siquiera la muerte
puede
medirse
con
la palabra “valor”
por
eso debemos buscar
un
código nuevo
reventar
a patadas
el
tablero de palabras
las
narraciones que nos matan a sangre fría
por
eso
debemos
ser
releídos
arrasados
deshechos
resignificados
atravesadas
por
una sinfrontera
un
territorio de imaginación fecundo
que
nos devuelva a las madres
que
nos permita decir
con
los labios secos
me
han dado el finiquito
el
niño no tiene pijama
ayer
te vi con ella
he
metido el pan en el horno
y
que nadie huya nunca
de
este poema-altavoz
que
nadie se marche sin girar la cabeza
y
tartamudear las letras
de
un alfabeto que nos pertenezca
y
nos permita
ser
de
nuevo
posibilidad
[1] NOTA DE LA
AUTORA. El texto que presentamos es una
relectura, más bien un puzle, compuesto por retazos, palabras, ideas o sonidos
de Réquiem y Exaltación –de ahí el uso repetitivo de la cursiva–. Se
escribió el 24 de marzo de 2021, en un balcón de cinco metros cuadrados, en el
barrio valenciano de La Torre, al otro lado del puente, allí donde la dictadura
construyó una frontera (física y simbólica) para desterrar a los habitantes de
la periferia al más puro silencio. Hablamos ahora desde los márgenes para condenar
los privilegios impuestos con violencia, pero sobre todo para articular un
mundo nuevo. Uno que nace en los balcones de los edificios rotos, en las raíces
de la hierbabuena, en las mochilas enormes de los niños, en los barracones
donde estudian, en el canto de los periquitos y en el olor de la comida que las
mujeres preparan a mediodía y que trepa y trepa como una enredadera por las
ventanas del barrio.
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