documentos de pensamiento radical

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sábado, 13 de septiembre de 2025

Mi semejante en el gemido / شبيهي في الأنين

 



Dedicado a mi amigo, 

el difunto poeta Taufik al Amrani, 

quien eligió su propia manera de morir



Buenas tardes,
semejante en el gemido.
Tu muerte no es una partida,
tu muerte es un viaje hacia otra solera.
¿Cómo estás?
¿Has encontrado a los amigos allá?
Transmíteles mi gemido
y diles que aquí
aún seguimos muriendo,
rodando con los días.

No tuvimos cita
en el “café de la vida”.
Tu vaso de té
lo dejaste huérfano,
verde sobre la mesa de tertulia.
Fuiste de repente,
pagaste todo lo que la vida te debía.
Fuiste un agosto,
y solo la luna te brindó
un fugaz adiós.

Todos los días
alzo la cabeza hacia el cielo
para verte.
Tu estrella es única,
ilumina las tumbas de los vivientes.
Te veo acompañando a la luna,
acariciándola en el hombro,
estimulándola a lucir más y más.
Tú, que mejor conoces
nuestra larga oscuridad.

Oh, Taufik,
casi todo parece tranquilo,
hasta el límite del aburrimiento.
Casi todo sigue igual:
el abacero del barrio
sigue con su mercancía estancada.
La vieja vecina
sigue barriendo sus melancolías.
El soldado jubilado
aún exhibe su pasado bélico
y sus aventuras amorosas.
El camarero no deja de chacharear.

Ninguna novedad en los periódicos:
la guerra sigue siendo la guerra.
Protestas de estudiantes y trabajadores,
secuestros y juicios.
Los mismos bares siguen vomitando
a los borrachos de siempre,
que aún recogen sus carcajadas.

Todo sigue igual:
las estaciones, los mares, los lagos,
se fueron de la ciudad.
Solo la desolación es dueña del lugar.

Chiflados, contratistas de fiestas partidistas,
impostores, comisionistas
de elecciones y nuevos detectives,
diseñadores de discapacidades, mendigos…
Ellos son quienes ensucian nuestra sangre
hasta que ya no queda sitio
para colgar nuestros sueños.

Oh, Taufik,
ahora puedes probar la soledad.
Viaja con tu alma muy lejos,
donde hay poca vida dentro de la muerte.
Ahora puedes sentir el aislamiento.
Vete con tu espíritu a lo más lejano,
para encontrar un poco de vida
en medio de la muerte.

Los asesinos nos cargan sobre sus espaldas
y sufren para alcanzar nuestro dolor.
No olvides que la muerte
es un sueño lento que se cose,
el anti-amor de las pesadillas.
Echarse a la tumba es un ejercicio
para obsequiar a los gusanos
que muerden tu cuerpo.                                                                                                            

Ese ejercicio no termina,
porque somos incapaces de morir.

 

 Mohammed Abid. Mero rumor. Ed. Diwan al- Maghrib, 2025

Traducción de Mohamed Larbi Ghajjou

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