documentos de pensamiento radical
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sábado, 31 de enero de 2015
viernes, 30 de enero de 2015
CACOTOPÍA
El
futuro no va a ser verde, confortable
ni
sostenible para diez mil millones de personas,
tampoco
habrá pértigas para saltar al otro lado,
no
hay otro lado, ni milagro,
ni
campo en el que cultivar tu propia comida,
ni
reductos de vida
donde
sobrevivan la belleza, la sensibilidad,
la
empatía.
Hemos
fracasado.
El
petróleo ha ganado.
Los
Mall han ganado.
La
alienación ha ganado.
La
indiferencia ha ganado.
El
fascismo ha ganado.
El
capitalismo ha ganado.
La
mitad del mundo lo consideró inevitable,
la
otra mitad lo consideró deseable.
El
capitalismo ha ganado
pero
no sobrevivirá a sí mismo.
Luchar
no tiene sentido,
abandonar
la lucha no tiene sentido.
De
ahora en adelante,
tendrás
que encontrar tus propios motivos para vivir,
para
dar sentido a tu vida, para la compasión,
para
sostener los vínculos,
para
seguir llamándote humano,
porque
esto se acaba
y
no vamos a dejar en herencia sino escombros,
habrá
que levantar, sobre ellos, la vida.
Antonio Orihuela. El amor en los tiempos del despido libre. Ed. Amargord, 2014
jueves, 29 de enero de 2015
GLÜCKLICH AM PARK, OSTEN BERLIN
Me pregunto si, igual que hoy en Checkpoint Charlie,
veré, un día, dos senegaleses vestidos de guardia civil
retratándose con la familia de un policía jubilado
que vuelve a la valla de Melilla a hacer turismo
y revivir, un tanto, la nostalgia de los tiempos pasados.
Entro y salgo por Friedrichstrasse,
bien sé en qué lado estoy.
Antonio Orihuela. El amor en los tiempos del despido libre. Ed. Amargord, 2014
miércoles, 28 de enero de 2015
martes, 27 de enero de 2015
lunes, 26 de enero de 2015
domingo, 25 de enero de 2015
AUTOLESIONES
Lo que hemos hecho mal
es no haber hecho nada,
no preocuparnos, no comprometernos, no
vincularnos,
no luchar contra quienes nos hacían la
guerra.
Haber sido complacientes, resignados,
indiferentes al dolor de los otros.
Creíamos que el mal que hemos hecho
por acción y omisión
no nos alcanzaría.
Aquí está.
Antonio Orihuela. El amor en los tiempos del despido libre. Ed. Amargord, 2014
sábado, 24 de enero de 2015
SIN PADRES NO HAY ESCUELA
para Matías Escalera Cordero
No habrá niños lectores si los padres no leen.
No habrá niños sociables si los padres nunca están
disponibles.
No habrá niños amorosos si sus padres no los tratan con
amor.
No habrá niños generosos si sus padres no les dedican
tiempo.
No habrá niños que disientan si en sus casas solo han
visto sometimiento.
No habrá niños profundos si en sus casas solo ven
banalidades.
No habrá niños respetuosos si en sus casas no saben lo
que es el respeto.
No habrá niños dignos si en sus casas solo han conocido
humillaciones.
No habrá niños alegres de padres tristes.
No habrá niños críticos de padres sumisos.
No habrá niños activos de padres pasivos.
No habrá niños motivados de padres desmotivados.
No habrá niños exigentes de padres mezquinos.
No habrá niños apasionados de padres reprimidos.
No habrá niños libres de padres esclavos.
No habrá humanidad en los niños si en sus casas no los
tratan como seres humanos.
No habrá escuelas pero sí aparcamientos de niños,
almacenes para adolescentes,
cárceles para jóvenes.
No habrá escuela
porque tampoco habrá habido padres.
Antonio Orihuela. El amor en los tiempos del despido libre. Ed. Amargord, 2014
viernes, 23 de enero de 2015
SUEÑOS COLECTIVOS
para
Belén
Gopegui
Hombres
y
mujeres
que
no
conocemos
negaron
con
su
rebeldía,
su
dignidad
y
sus
derrotas
la
victoria
de
la
injusticia.
Hombres
y
mujeres
que
no
conocemos
soñaron
y
sembraron
para
nosotros
libertad,
educación
y
sanidad.
Hombres
y
mujeres
que
no
conocemos
se
revuelven
en
sus
tumbas
al
ver
que
todo
lo
que
ellos
imaginaron
y
todo
por
lo
que
ellos
vivieron,
trabajaron
y
murieron,
lo
estamos
perdiendo
para
nosotros
y
para
quienes
vienen
detrás.
Nada
de
lo
cedido
volverá,
nos
estamos
dejando
esquilmar
el
presente
y
el
futuro
que
nos
espera
será
de
soledad
y
mansedumbre.
Antonio Orihuela. El amor en los tiempos del despido libre. Ed. Amargord, 2014
LUMPENPREKARIAT
mi padre va para el siglo y yo para el medio,
el barbero quiere cháchara
y doy una ridícula conferencia sobre como
la industria del entretenimiento nos oculta
el sufrimiento de las masas,
el suelo se llena
de crisantemos blancos,
whitetrash, canas, basura blanca,
mi padre no sabe que la clase media morirá con él,
y yo ya estoy rapado para el combate que me espera,
¡oh, lumpenprekariat!
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white trash
jueves, 22 de enero de 2015
YO FUI PERRODISTA
Mientras viví con mis padres
estuve en una nube de algodón,
cuando me independicé
la nube estalló.
Descubrí que el mundo estaba hecho de
cosas
que no podía permitirme,
ganaba lo justo para comer
y pagar el alquiler,
pero hablaba del periódico donde
trabajaba
como si fuera mío.
La política nunca me había
interesado,
en el colegio nos dijeron
que los comunistas
no eran libres,
que llevaban todos la misma ropa
y que aunque trabajaban como bestias
nunca tenían nada,
así que prefería a los empresarios
que me invitaban a sus fiestas,
con veleros y casas
que todos querrían tener.
No tenía ni un duro
y tal vez por eso adoraba el dinero.
Entrevistaba famosos, futbolistas,
políticos,
gente a la que le iba bien
o que había que entrevistar para que
les fuera bien,
mientras yo vivía al día
y andaba siempre a la cuarta pregunta.
Con la crisis el periódico cerró,
la farándula se estrechó
y yo, aunque recibía las migajas de
todo esto,
me quedé fuera.
Pasé unos meses en el paro para
desintoxicarme,
después, ante la falta de
perspectivas,
comencé a ir a las concentraciones en
las plazas,
conocí gente como yo
que antes me había pasado
desapercibida,
me encontré con una mujer
a la que le habían caído tres meses
de cárcel
por robar pañales para su hija recién
nacida,
yo había escrito sobre ella
con la misma asepsia que sobre el
indulto a un banquero.
Sufrí el acoso de la policía
a la que tantas veces había enaltecido
frente a los alborotadores.
Descubrí hechos y cosas que quebraron
mis certezas sobre la libertad,
sobre el orden social,
sobre la inteligencia de los seres
humanos.
Llegué a un punto en que no me creía
nada,
ni siquiera a los que se reunían en la
plaza,
todo el mundo estaba enganchado a algo,
todos estaban allí porque querían
seguir siendo clase media,
yonkis del consumo, del éxito, de la
normalidad,
gente como yo, esperando volver
a algún periódico donde escribiría
que lo peor ya había pasado,
que de nuevo todos seríamos felices,
y la gente se lo creería
y serían felices por decreto,
porque lo habían dicho los medios de
comunicación.
Desde luego no era mi plan, pero
¿cómo se mueve, cómo se cambia algo,
si parece todo tan bien atado?
No lo sé,
pero ahora, al menos, tengo claro que
la vida
es como un autobús,
puedes ser pasajero o conductor,
no sé donde quiero ir
pero sé que quiero conducir el
autobús.
Antonio Orihuela. El amor en los tiempos del despido libre.
Fotografía de Juan Sánchez Amorós
miércoles, 21 de enero de 2015
YA ES PRIMORRIVERA EN EL CORTE INGLÉS
Cuando yo empecé
tenía tiempo para
hablar con el comprador,
llegabas a conocerlo,
tenías tus clientes fijos
que venían a ti porque
te conocían.
Ahora lo único
importante es cumplir con los objetivos.
Antes
el encargado era como un padre,
ahora es un matón que
te acosa.
Antes la gente te venía
con un respeto,
hoy es raro el día que
no tengo que tragarme las lágrimas.
Antes había compañeros
de trabajo, esto era una familia,
ahora la mitad de los
empleados cambia cada año
y cada vez hay más
gente trabajando por horas,
vienen y van, me
resulta imposible quedarme con sus caras.
Antes la paga no era
buena
pero
con la excusa de la crisis nos lo han quitado todo,
yo cada vez que escucho
en la tele lo de la reforma laboral
me echo a temblar, de
las que entraron conmigo quedan pocas,
no sé cuánto tiempo
me queda aquí, mejor no pensar en eso
y trabajar, trabajar
bien, para que vean
que de mí no es fácil
prescindir.
Y
no pensar en nada más,
no pensar.
Antonio Orihuela. El amor en los tiempos del despido libre. Ed. Amargord, 2013
Fotografía: Juan Sánchez Amorós
Fotografía: Juan Sánchez Amorós
martes, 20 de enero de 2015
LA METAMORFOSIS
No sé qué me pasa,
pero desde hace un tiempo
me empiezo a identificar con los que
son apaleados por la policía
no con la policía.
Me identifico con los que han perdido
su casa
y no con los funcionarios del juzgado
que han ido a quitársela.
Me identifico con las víctimas
y no con los verdugos.
Me identifico con mis compañeros de
trabajo
y no lo entiendo, yo que siempre fui
el ojito derecho del jefe.
Me identifico con el tendero de abajo
yo que siempre preferí los comerciales
engominados
de los grandes almacenes.
Me identifico con los que escriben en
Diagonal
yo que siempre alabé a los periodistas
de EL PAÍS.
Me identifico con los sirios
yo que siempre amé los Estados Unidos.
Me identifico con los emigrantes
yo que siempre les tuve un miedo
cerval.
Me identifico con los que protestan
yo que siempre estuve de acuerdo con
los que guardaban silencio.
Me identifico con los huelguistas
yo que nunca me sumé a ninguna huelga.
Me identifico con la verdad
y mira que me gustaban antes las
hermosas mentiras
con las que tan a gusto vivíamos.
Sinceramente, estoy aterrorizado,
he empezado a pensar por mi cuenta,
he empezado a hablar por mi cuenta,
estoy aterrorizado, ¿seré un
terrorista?
Antonio Orihuela. El amor en los tiempos del despido libre. Ed. Amargord, 2014
Antonio Orihuela. El amor en los tiempos del despido libre. Ed. Amargord, 2014
lunes, 19 de enero de 2015
UN TEXTO DE ESTADO DEL BIENESTAR/NATURALEZA MUERTA DE VELPISTER
la gente va a empezar a hacer crowfundig simplemente para so-
brevivir. Si das 5 euros te damos las gracias, si das 10 que Dios te
lo pague, si das 15 te invito a comer, pues donde comen cuatro
comen seis, si das 20 ya hablamos de sexo, y por 25, además, algo
de amor, o, por lo menos, qué sé yo, gratitud.
Esto va a suplir a la Seguridad Social en breve.
Un crowfundig para sobrevivir
por el amor de Dios.
Estado del bienestar. Naturaleza muerta de Velipister. Ed. Lupercalia, 2014
domingo, 18 de enero de 2015
FONDO DE REPTILES
La boa constrictor guardando ochenta mil
euros debajo de la cama
por si había que asar una vaca.
La iguana incluida en el ERE de SOS-Cuétara
porque venía muy estresada del País Vasco por
el tema de ETA.
La cobra real gastando medio millón de euros
en tragaperras,
coca, putas y copas.
El cocodrilo indultando a una salamanquesa
que,
ya que los ERE’s pasaban por allí,
se quedó con un 4x4 y un BMW.
El lagarto metido a camello que,
para que no se fuera muy lejos,
le buscaron un empleo,
aunque su único trabajo
era ir en coche oficial a las Tres Mil
Viviendas
por medios kilos de coca.
El dragón de Komodo que dice que es jovial
pero no putero.
La culebrilla ciega que dice que no conoce de
nada al anterior
aunque fue él quien lo sostuvo en el cargo
durante diez años.
El gallipato incluido en el ERE de la empresa
González Byass
donde figura como trabajador desde el día de
su nacimiento.
El camaleón metido a alcalde de Valverde del
Camino
que se prejubiló como minero en Riotinto.
El cocodrilo de Baeza que hizo lo propio en
Mercasevilla
donde no había trabajado nunca.
El taipán recibiendo dinero para una feria de
muestras
meses después de que ésta se hubiera
realizado.
La mamba negra desviando fondos de formación
de parados
para pagarse publicidad,
pancartas llamando a la huelga,
y la limpieza y mantenimiento de sus sedes.
La pitón reticulada prejubilando a dieciocho
guepardos
en el ERE de un empresa de minusválidos.
El bejuco verde cobrando medio millón de
euros
por impartir unos cursos de prevención de
riesgos laborales.
Las víboras de cadenas llevándose el dinero
público previsto para prejubilados
a comprar ladrillos en Rumanía, Brasil y la
República Dominicana.
Las serpientes de cascabel cobrando más de
seis mil euros por ir al Congreso.
Suegras, suegros, esposas, primos, amigos,
empresarios, comisionistas, delegados,
ministras, consejeros, presidentes,
abogados, directivos, sindicalistas,
reptiles, reptiles, reptiles…
menos mal que no eran
un fondo de sanguijuelas.
sábado, 17 de enero de 2015
NUESTRA ESCALA DE VALORES
Nuestra escala de valores debería
ser:
aire,
agua,
comida,
un entorno en donde vivir
y personas que hagan que la vida
merezca la pena.
Desgraciadamente, nuestra escala
de valores
fluctúa entre el dinero y la
propiedad que, bien mirados,
no son sino papeles de colores y
fuente de preocupaciones,
la base sobre la que se han
cimentado milenios
de ceguera, fanatismo,
infantilismo y estupidez humana,
ficciones que creemos porque así
nos obligaron a hacerlo,
porque los demás se las creen,
y porque por increíble que
parezca
estas ficciones mueven al mundo
y quienes las manejan consiguen
que la gente haga todo lo que
ellos quieran.
Lo único de valor que tenemos es
el cuerpo, la mente
y un breve tiempo para disfrutar
de ambas
y hacer un mundo mejor.
Su valor no debería ser
negociable
porque un segundo de vida no se
puede comprar
ni con todo el dinero del mundo.
Nacemos siendo propietarios de la
riqueza más incalculable,
y decidimos vivir y morir como
vulgares pordioseros.
Cambiamos nuestro tiempo de vida
por papelitos de colores
y dejamos de valorar nuestra
tiempo, nuestro cuerpo, nuestra mente
y después dejamos de valorarnos a
nosotros mismos
y por extensión a todos los demás
que se nos hacen despreciables
porque tampoco se valoran
y son tanto o más esclavos que
nosotros mismos,
y como no valoramos la vida
dejamos de valorar todo lo
esencial para la vida
el aire, el agua, la tierra, la
comida, nuestro entorno
que contaminamos y envenenamos
sin parar
porque no son más que medios para
conseguir papelitos de colores
que lo pueden comprar todo
menos tiempo de vida.
Antonio Orihuela. El amor en los tiempos del despido libre. Ed. Amargord, 2014.
Fotografía de Man Ray (1927)
viernes, 16 de enero de 2015
ARMISTICIO
para Concha
Caballero
La crisis terminará
cuando hayamos vuelto a 1950 en
salarios y derechos,
en gasto público y acojone de la
población.
La crisis terminará
cuando el paro dé más miedo que el
patrón.
La crisis terminará
cuando trabajar se haya hecho tan
barato
que tu nómina quepa en un papel de
fumar,
cuando casi salga más a cuenta
quedarse en casa,
cuando todo el mundo ande arrodillado,
cuando los jóvenes trabajen gratis
en espera de encontrar un trabajo
en el que se gane un salario de
caridad.
La crisis terminará
cuando pagar por la educación se
considere normal
y los pobres hayan asumido
que ir a la universidad es cosa de
ricos.
La crisis terminará
cuando nuestra salud sea un reflejo de
nuestra cartera.
La crisis terminará
cuando se acepte que el que quiera una
pensión
tendrá que negociarla con un banco.
La crisis terminará
cuando los seguros privados,
el miedo, la cobardía,
y la resignación se hayan instalado
definitivamente entre nosotros.
Sólo entonces la crisis habrá
terminado,
porque habrá llegado
para quedarse.
Antonio Orihuela. El amor en los tiempos del despido libre. Ed. Amargord, 2014
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