documentos de pensamiento radical

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jueves, 28 de agosto de 2025

4 poemas de NOTAS PREVERBALES de TERESA RAMOS




SER POETA

 

Comprendí que el trabajo del poeta no estaba en la poesía,

estaba en la invención de razones para que la poesía fuera admirable.

Borges

 

Cuando el verbo se derrama por los poros

y las letras se sublevan en estrofas,

simulacro de esperanzas que se estrellan

sucumben en la espera y, más tarde,

súbitas remontan con su brío.

 

Si desafías al tiempo que arañas de la muerte

y te sabes esqueleto del océano;

cuando tus manos son la pluma que dispara

sobre el miedo y miran esos ojos de soslayo

la piel púrpura de un poema,

llega el sueño dócil

a mecer la noche que arrulla el dolor

y las letras se emborrachan

en danza de flores silvestres.

 

Converso mensajero que vive a la intemperie,

creador de un lenguaje sin aristas, sin cristales rotos,

para entregar las flores a una tierra baldía.

Imperioso afán de hablar en verso.

 

Ser poeta es jugarle una partida a la muerte,

abrir la puerta al mar, defender la vida

sobre las razones

contaminadas de exceso de cordura.

Vivir en la herida de mirar estrellas

y desangrarse en versos.

Habitar una patria sin bandera,

con la luz de la palabra exacta

que nombra lo que aún no existe.

Habitar la única patria posible

que es el poema.

 

 

 

LA SOBERANA

 

La reina está indispuesta,

lanza alaridos de mortal necesidad.

La noche que no es gatuna le aburre,

se aleja de esa mirada en gris

y olfatea hambrienta tu rastro.

Se viste corta de falda,

trepan sus piernas posesas tu tejado

y avanza sin remedio y rendida

por los vórtices del placer.

 

Te rebullen las entrañas

de este poema en gestación,

sueñas que escupe versos en tu cara.

-Tú que guardas la arena de su tiempo-

caminas sin saberlo, ¡Ay de ti!

quieres reptar por su ombligo,

que de enredadera se pueble.

 

Traigo versos incendiarios

capaces de invadir tu piel,

dragón que habita tu mente.

Traigo tantas cosas…

tienes tanto miedo.

Acaba tu aflicción.

Dale muerte a la nostalgia.

 

 

           

CUANDO YA NO

 

Cuando ya no tengamos esto

que ni siquiera la música sabe,

el mundo habrá llegado a su fin.

 

Los parques cerrarán por desahucio,

los árboles endebles y asolados

llorarán al ser en extravío.

 

El hombre crecerá con las flores

o se convertirá en ceniza.

 

Cuando ya no tengamos esto

para curar las manos de esparto,

la música nos calmará con su piadosa luz.

 

Cuando ya no tengamos

este remedio de la entraña

algunos hombres

persistirán en pos del vuelo.

 

Hay hombres que escriben tiempo

en clave de blues y versos

que resuenan en el pecho

como una ensoñación.

 

El mundo escucha Almost blue

de Chat Baker en tu muro.

Yo volveré a llorar con ese blues

y volveré a leer todo

lo que escribas.

 

 

 

EN LO OSCURO

 

Amo de mi ser la cosas oscuras,
en las cuales se ahondan mis sentidos.

Rainer María Rilke

 

En lo oscuro

Camina sin rubor el espanto

En lo oscuro

Espío tus versos tras la pantalla

En lo oscuro

Un poema se gesta y concluye

En lo oscuro

Asesinamos de hambre a mil niños

En lo oscuro

Un verso se entreteje con perlas

En lo oscuro

 

La chiquilla muestra sus piernas

En lo oscuro

El viejo la codicia

La ofende

Oscuro

Nace el alba cada día

En lo oscuro

Lo deja crecer hasta la tarde

En lo oscuro

Lo convierte luego en noche

 

En lo oscuro

El ser ahora se rinde

Yace en sueño dócil

En lo oscuro

Las señas de una senda

En lo oscuro

La calma

 

El ser en expansión

En lo oscuro

Murciélagos

El búho

En lo oscuro

La marea

La cicatriz

En lo oscuro

La serpiente

En lo oscuro

Desaparecer

En lo oscuro

El violín

En lo oscuro

La música de lo oscuro

En lo oscuro    



 

Teresa Ramos

Notas Prevervales de la Colección Capitanas

Nautilus Editorial

http://www.nautilusediciones.com  

 


miércoles, 27 de agosto de 2025

LA CONJURA DE LAS LETRAS





LA CONJURA DE LAS LETRAS

I

LEER

                                                                       Navegar é preciso; viver ñao é preciso.

Fernando Pessoa

                                                                      

En medio de la luz del verano

corrí posesa a buscar el códice.

Debía descifrar los signos

que secuestraban de nuevo mis pasos

hacia ese lugar impreciso

que apenas lograba comprender.

 

La tarde llegaba aquietada

por la música mía del silencio,

sentí la urgencia de encontrarte

y olvidar las manos agrietadas

del invierno, en esta casa habitada

por espectros y por mí.

 

Me acompañan las palabras

como dardos sobre mi conciencia,

me rindo a la evidencia de nuevo,

vuelvo a encontrarme sedienta

y avergonzada de mi hambre.

 

Necesito comprender la materia

que sostiene un verso,

el hormigón del ritmo que lo invade,

y la sal que alienta el cuerpo dormido

en las horas del estío.

 

Otra vez el autor me pone contra las cuerdas

del misterio, me empuja a un nuevo abismo,

a quemar las banderas de esta patria prestada

que no me pertenece.

 

No existe para mi elección posible,

he de navegar entre las líneas

de este navío sin brújula

en medio de las letras y sus cauces.

Me proveo de agua y frutas.

Esta vez no me azotará la enfermedad.

 

Esta vez no arderán mis vísceras,

esta vez el libro y mi persona

danzarán de verso libre y de amor impreso.

Por el verbo que aún no sabe que ha de nacer,

ni el sentido de su existir.

 

Transitar poemas es abrir los ojos

y ganar tierra al naufragio del tiempo

con su capa de inmortalidad.

Para huir de las uñas de la noche,

y deslizar mi pelo largo por la espalda del miedo.

 

Seguir las líneas imprecisas

de una verdad que me somete a tu luz,

ponerme gafas para recorrer en calma paisajes

imposibles. Vivir los epigramas.

Son las líneas que jamás trazaste sobre mi piel.

 

Reestablecer la duda para darle alas al invierno,

leer para existir en la palabra que permanecerá

incólume cuando ya no exista nada para mí,

ni el pensamiento, ni tan siquiera yo misma.

 

 

II

Puedo aceptar que un niño tenga miedo de la oscuridad,

pero no que un adulto tenga miedo de la luz.

Platón

 

Deslizarme en el tejido del sueño que libera,

agrietar la máscara y rescatar la piel

encadenada frente a la mirada del otro.

Poeta con tu “viento del pueblo”,

y tu savia para el lector utópico.

 

Seguir leyendo es trazar los mapas

de la ruta de mi destino,

fundar campamentos en lugares salvajes

para llenar los ríos de mi futuro

de peces sin contaminar.

 

Seguir leyendo razones para luchar

por mi vida, encontrar paisajes con sus gentes

y observar las aves comunes que persisten

en sus cielos lentamente.

 

Seguir leyendo para pintar los trazos

del pueblo que nacerá mañana,

en la lealtad y la verdad de su sangre,

donde los animales caminen

más allá de las pantallas de plasma.

 

Seguir leyendo para amar palabras

que se llenan de ti cuando te pienso,

que construyen versos que te nombren,

que te invitan a vivir en las habitaciones

de en este piso sin terrazas, sin vistas al mar,

en este pequeño rincón de mi casa.

 

Para ver cómo van creciendo en mi calle

y su arboleda los poemas en las horas

de la siesta, y en las horas memorables

en que uno quiere fundar naciones

en un territorio virgen que ningún

mercado podría comprar jamás.

 

Habitar un espacio mínimo, un sofá,

una lámpara enfocando el libro,

alguna luz indirecta,

mis manos sujetándolo,

las siemprevivas recién cortadas

y mi alma sobrevolando tejados.

Cuando ya nadie me escucha,

sin que lo sepa nadie.

 

Leer tu libro de poemas

para jugarme la vida frente a un verso.

Para aprender a descifrar

el sentido del vacío

que habita entre las líneas,

para explosionar distancias

y transcribir fábulas de la noche.

 

Seguir leyendo para reunir el coraje

de nombrar la nueva patria por hacer,

aceptar el fin del exilio y construir

mi nueva casa.

Plantar flores de tinta en el jardín

y regar las ideas que coseche

en mi terreno.

 

Inocular el veneno poseso del ritmo

y el tempo que se atreve a sobrevenir.

Impulsar mi cuerpo al interior de las plazas

en lenguaje de danzante.

Imprimir la fe del verbo que abre puertas

a los sueños desahuciados.

 

Leer para expulsar los fantasmas

de los rincones de mi tiempo,

arder en la indiferencia de las horas,

y asentar el cimiento que me ancla

a la certeza de que mi única patria posible

es el cambio que acontece cada vez que respiro.

 

III

ESCRIBIR

 

                                Existe a menudo una lógica oculta, más grande

            y compleja que la lógica del sentido común.

Richard Réti

 

Uno escribe para dejar constancia

de que existe un lugar propio

que se construye con las vigas del pensamiento,

se pinta con la sangre de las emociones

y se hornea con el ritmo del poema,

artilugio de aire fresco,

girándula encantada de las horas.

 

Es vivir más cerca de uno mismo

con las ganas de nombrar lo que importa,

para servirlo en texto impreso y dejar constancia

de la verdad que tallada con las manos,

o de la mentira que necesitas recrear

para vivir.

 

Amasar el barro que conjuga

la idea que ha de nacer,

darla a luz y recibirla.

Es una forma de existir

para uno mismo al renombrarse.

Callar lo que no debes decir

y abrir lugares imposibles

para hacerlos tuyos.

Es otorgar al verbo el lugar preciso

que hace mover mareas en las playas

del crepúsculo.

 

Uno escribe para encontrar lugares comunes

y llenarlos de un aroma inesperado,

espacios como armas blancas

que rasgan la coraza que aprisiona.

Escribir para poner versos entre sones y gentes,

en el ritmo propio que te ayuda a respirar.

Para reestablecer el orden impreciso del pulso,

para enseñar a los niños el valor

del agua fresca de la lluvia.

 

Escribir para dejar de contar las cicatrices,

para corregir las faltas de ortografía

de los días cotidianos, para olvidar

la falta irreparable y los imperdonables

errores que jamás quisieras confesar.

Para que los versos de las noches difíciles

se pierdan entre barricadas de razones

y las páginas en blanco se tinten

del rojo de las flores

y de las preguntas que liberan.

 

Porque los dedos son raíles para tus ojos,

con la música de lo dicho en papel

e invitan a surcar cielos desconocidos

y reposar entre los versos:

líneas blancas que arrullan tus razones

ahora exhaustas.



Teresa Ramos. Notas preverbales. Ed. Nautilus, 2025

Ilustración: Poema visual de Antonio Orihuela

martes, 26 de agosto de 2025

2 poemas de NOTAS PREVERBALES de TERESA RAMOS

 


VENTANA

 

Cuatro siete de tensión y el cuerpo en derrumbe.

Una lámpara de sal, unos cojines y el móvil encendido.

Agua. Necesito agua.

Nadie contesta.

Me mira la pared.

 

Tu amor de habitación cerrada,

de Juana la loca en su torre.

Tus manos mentirosas,

tu piel en otras pieles, tus trofeos.

 

Con dosis altas de perseverancia

y muchas horas de meditación,

la escritura y la luz tras las cortinas.

La esperanza entra por la puerta

y el miedo sale por la ventana.


 

SAVIA

 

Un instante preciso, cosido al hilo del momento,

se atornilla como lapa a la piel y todo cambia.

El diagnóstico de un pequeño tumor, algo a vigilar

palabra grande. Masiva hiper presencia.

 

La mirada cambia, la forma de escribir.

Algo se rompe o nace, ya no consientes

que el tiempo pase inhóspito por ti.

 

Un árbol enraizado, su intensa verdad,

sus anillos añosos y la memoria

evaporándose en torno a él.

 

Tal vez el árbol anónimo sea el árbol de la ciencia.

Si tú, dios, prohíbes el árbol de la ciencia,

concédenos, al menos, el árbol de la vida.

 

 

 Teresa Ramos. Notas preverbales. Ed. Nautilus, 2025