Invicto
He
perdido todas las batallas.
He perdido todas las guerras.
Jamás una victoria.
Y sin embargo aquí permanezco.
Invicto.
He perdido todas las guerras.
Jamás una victoria.
Y sin embargo aquí permanezco.
Invicto.
Un libro de poemas de Jorge Riechmann
Camino
por Granada
con una
peligrosísima arma
de
destrucción masiva
oculta en
una bolsa de papel
de una
famosa cadena
de
tiendas de ropa:
un libro
de poemas de Jorge Riechmann.
Voy
andando por la sucia acera
como el
que no quiere la cosa
ni muy
rápido ni muy lento
sin
llamar la atención
intentando
pasar desapercibido
entre la
multitud postmoderna y consumista
que
abarrota las calles céntricas de la ciudad
tratando
de parecer un tío normal
uno de
tantos, postmoderno y consumista,
que ha
malgastado la tarde
en una
famosa tienda de ropa
comprándose
una camisa o unos pantalones.
Pero no,
no lo soy, soy un tío
(aquí no
sé qué adjetivo usar)
que lleva
oculto en una bolsa de papel
un libro
de poemas de Jorge Riechmann.
Hombres y
mujeres pasan a mi lado
como si
la historia no fuese con ellos
como si
hoy fuese un día de tantos
un día
soleado de primavera
un día de
esos en que la prima de riesgo
se eleva
por encima de los cuatrocientos puntos
y el
gobierno machaca al país
con
nuevos recortes sociales.
Pero no,
hoy no es uno de esos días.
Hombres y
mujeres pasan a mi lado
sin
reparar en mí
ni en el
libro de poemas
que llevo
conmigo
en la
bolsa de papel
completamente
ajenos
a mi
diabólico plan
y al
peligro inminente
que los
acecha.
Democráticamente
Nos engañan con sus elecciones.
Nos roban con sus impuestos.
Nos manipulan con sus periódicos.
Nos despiden de sus fábricas.
Nos empobrecen con su especulación.
Nos encierran en sus cárceles.
Nos atontan con sus televisiones.
Nos azuzan a sus perros.
Nos apalean en las plazas públicas.
Nos humillan en sus juzgados.
Nos putean con sus multas.
Nos intoxican con sus drogas.
Nos encadenan con sus cómodos plazos
mensuales.
Nos estafan con sus bancos.
Nos envenenan con su mierda.
Nos esclavizan con sus reales decretos.
Nos oprimen con sus amenazas.
Nos anulan con sus ejércitos.
Nos embrutecen con su sistema educativo.
Nos envilecen con su fútbol.
Nos aburren con sus discursos.
Nos alienan con su dios.
Nos dan por culo y no decimos ni mú.
Eso sí.
Todo muy democráticamente.
En tus ojos oscuros, Adela, relampaguea el
fuego
Para Adela Calero
Tú serás
el sol vehemente
y la luna
fría
en los
poemas de Rafael Alberti.
Tú serás
una brizna
de hierba
veraniega
en los
labios hermosos de Walt Whitman.
Tú serás
una pequeña rama
de
melancolía fina
en los
dedos amarillos de Gloria Fuertes.
Serás una
flor silvestre.
Serás una
estrella errante.
Serás una
gota de sangre.
Tú serás
Ángel González
evocando,
con voz trémula,
a su
madre.
Tú serás
Alfonsina Storni
enamorada,
al caer la tarde,
en Buenos
Aires.
Tú serás
Pablo Neruda,
hundiendo
sus pies descalzos
en el Mar
Mediterráneo.
Y serás
pan caliente.
Y serás
canto del gallo.
Y serás
canción urgente.
Tú serás
la palabra
desnuda
acariciada
por Vicente Aleixandre.
Tú serás
Juan de la Cruz
escribiendo,
de noche,
Vivo sin vivir en mí.
Tú serás
William Blake
escuchando
en el bosque
…el aullido de los lobos…
Y serás
la verdad.
Y serás
el placer.
Y serás
la libertad.
Tú serás
Rafael Pérez Estrada
dibujando
con palabras
ángeles
sin ombligo.
Tú serás
Luis Cernuda
recitando
poemas de Bécquer
en la
Universidad de Oxford.
Tú serás
W. H. Auden
deteniendo
con sus manos
los
relojes y el tiempo.
Serás un
río limpio.
Serás una
naranja iluminada.
Serás una
bandera blanca.
Y serás Ocaso en Poley.
Y serás Poeta en Nueva York.
Y serás Animal de Fondo.
Porque en
tus ojos oscuros, Adela, relampaguea el fuego.
Rafael Calero. Poemas de destrucción masiva, Editorial Alhulia, 2015
Excelentes poemas gracias por compartirlos
ResponderEliminarMe gusta el salmon con una pizca de BBQ sauce
ResponderEliminarGrandioso!
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