escribo desde el silencio dístico del
verso / que indaga
en las distintas corrientes de aire que
atraviesan al poema
e incita al lector a rebelarse en el rol
asignado
de pozo recipiente aljibe recogedor de
palabras
escribo desde la desnudez abierta de la
palabra / por la que transita
el temblor de las alas del silencio
el silencio bobina / rebobina / desbobina
escribo desde el silencio autocrítico que
despierta el ritmo de los sentidos y
se mantiene alerta ante la
autocomplacencia de los halagos que embelesan
escribo desde el silencio de los ojos de
la extrañeza / abiertos
a lo inesperado
escribo desde el silencio de la saliva
que se disloca por las comisuras
de los labios amantes
escribo desde el silencio de la soledad
baldía / vacío habitado
por las palpitaciones de la sal
escribo desde el silencio tácito de las
alas de la arena
aterrizando en el corazón de las dunas
escribo desde el silencio colectivo de
nadie
escribo desde el silencio del perro
rastreador que husmea en el rastrojo
el orín perfumado de la luz de los
atardeceres
escribo desde el leve movimiento de
desvelo del silencio
al desnudarse las ramas del poema
escribo desde el silencio hueco dístico
que deshabita
el vacío
escribo desde el hueco silencio con
ventanas abiertas a la contemplación
dística
escribo desde el silencio que mana del
restregar de los cuerpos
escribo desde el silencio mudo de la
palabra no escrita
jugando a la gallinita ciega
en el umbral oculto del jardín
inexistente y
hay sombras
a la espera / en el ramaje óvulo
del verso
escribo desde el silencio intraducible
del viento / que aleja
el tufo de los falsificadores de versos
escribo desde el silencio fresco del agua
/ que moja
los labios de la poesía seca
desvestir los huesos del verso en el
silencio secreto
de la palabra
escribo desde el silencio lento agüista
de los zampullines
jugando al escondite en las pozas de las
marismas
escribo desde el silencio hipnotizador
del verso mudo
que distrae las señales de los agentes
infiltrados
escribo desde el silencio poético que
desconoce
el último verso que le espera
escribo desde el silencio orilla de un
río dístico
brotan ojos de agua en la llanura
descalzo baja / acompañando
ocultarse / para volver a desocultarse
sombras y luz en el resplandor
extraño por distinto
escribo desde el silencio cántaro interior
del río
rezumar de agua en pulo do lobo
silencio tentador de dos efímeros
segundos de luz
destino del río: abrazo encuentro
incubador con la mar
dos agua:
escribo desde el silencio hamaca en el
aire de los picos-cucharas
de las espátulas
escribo desde el silencio veta de colores
de las plumas transformadoras
de los flamencos
escribo desde el silencio ausente de las
bandadas de sarapicos
en las charcas salobres
escribo desde el silencio de las gotas de
agua que resbalan por las hojas
de los árboles / para el disfrute de las
lenguas camaleónicas
escribo desde el silencio dístico de las
respiraciones invisibles del fango
escribo desde el silencio baile a pie
cojito / sobre alfombras de pinchos
de tagarninas
escribo desde el silencio humeante de los
pies descalzos / calentándose
en excrementos de vaca
escribo desde el silencio eclipse turbio
del vientre de una patera
escribo desde el silencio aviador de las
alas de los bichitos luz
quién puede olvidar el espectáculo de los
bichitos luz
silencio planeador de insectos voladores
rasantes
huyendo de la venida de la oscuridad
poesía a secas
silencio cobijo de sombreros de paja /
bailando
en la espesura del junqueral / en los
atardeceres
tardíos de primavera
silencio dístico a orillas del fango
escribo desde el silencio camaleónico de
los ojos del fango
en bajamar marrones oscuros
en pleamar se transforman en azules mar
ojos alertas a la espera
escribo desde el hueco espacio silencio
marcado por los diálogos
con la sal
escribo desde el silencio árido punzante
de los pencotes
de tuneras
escribo desde el silencio de la
respiración muda de las aves
patilargas
escribo desde el silencio propenso al
reuma calcárea
de la arena
escribo desde el silencio de los
cementerios de meriñaques
en los desagües del hambre
escribo desde el silencio gargárico de
las yerbas que crecen en los ojos
de las retamas
escribo desde el silencio laberinto de
pleamares turbias al amanecer
escribo desde el silencio retraso
atrancamiento de las líneas rústicas
poéticas
escribo desde el silencio de la penumbra
tenue del despertar de los pájaros
al alba
escribo desde el silencio que acompaña a
la maduración del higo / abierto
a la humedad de la noche
escribo desde el silencio creciente de la
enredadera que despeina los rizos
del aire
escribo desde el silencio de la luz añil
que se filtra por las rendijas
del verso
escribo desde el silencio del resuello de
las arcas / en el caño
de la chaveta
escribo desde el silencio que habita en
la umbría del umbral
de los cañaverales del río anadiagua
escribo desde el silencio hipnotizador de
las lenguas lagarto /
acechando en las ventanas de los vallados
escribo desde el silencio escatológico de
las nutrias / señalando territorio
en los acantilados de fango del caño de
la moharra
escribo desde el silencio intermitente
del canto del grillo / abrazando
los arriates de la noche
escribo desde el silencio frío de las
huellas escuálidas de las avefrías
arropadas por el calor del retamar
escribo desde el silencio del aliento del
potro asustado / ante la respiración
inesperada del rastro de la culebra / aún
caliente en el rastrojo
escribo desde el silencio mudo del vuelo
de los alcatraces
rastreando los recovecos del mar
escribo desde el silencio tempestuoso del
viajero paiño
vigilante en los espigones del vendaval
escribo desde el silencio voces ocultas
que naufragan
a la intemperie del desastre
escribo desde el silencio microsueños del
vencejo / tomando altura
en vuelo / para dormir en la hamaca del
aire
escribo desde el silencio endémico del
pez jarabugo / llamado
a desaparecer en el sustrato extraño del
río anadiagua
escribo desde el silencio tácito del
sauce / que duerme la siesta
con los pies inscritos en el agua
escribo desde el silencio del agua que se
aleja del surco
a salto mata por los arenales
escribo desde el silencio de las hojas
barridas por el viento
de terreño / en las tardes grises de
otoño
escribo desde el silencio de la adelfa
roja / sentada en el brocal
del retamar e inmune a los bocados de la
cabras
escribo desde el silencio de la sombra de
la mimosa
árbol que cobijó los desperfectos de la
infancia
escribo desde el silencio delicioso del
bocado de pan
con chocolate / untado con flores de mantequilla
escribo desde el silencio desnudo de la
arena / arropada
por la lentitud del vuelo de las sombras
escribo desde el silencio de la claridad
de los esteros
atravesando atardeceres tibios de octubre
escribo desde el silencio hueco del sol del membrillo
empujando el puyar de la cebolla
escribo desde el silencio del frío
enerizo / fisgando
en las aberturas de las faldas de las
retamas
escribo desde el silencio del roce
desnudo de la espera
anunciando el refrescar de la mañana
escribo desde el silencio gesto del vuelo
del búho
advirtiéndole a la rama su intención de
posarse
escribo desde el silencio cercano de la
abubilla / posada
en las alas volanderas de las bardas del
patio
escribo desde el silencio de la sombra
del almendro nevado
por el derrame de la primavera
escribo desde el silencio abierto del
soplo de aire
entrando por los postigos de las sombras
escribo desde el silencio mustio de las
hojas del viento
dibujando barquitos de papel en los
charcos
escribo desde el silencio desprestigiado
de los pétalos
de las rosas / abiertos a la oscuridad
escribo desde el silencio indagador de la
risa del pájaro
picoteando la luz del fango
escribo desde el silencio hueco derrame
de la palabra
no se por qué cantan los pájaros
ni por qué tienen pintas en las plumas
a veces también ignoro de dónde proviene
la fiebre humana aniquiladora
tampoco entiendo el fervor por el ruido
de las sociedades desgastadas
pero ha empezado a llover y
las huellas andantes de los caracoles
se preparan para la fiesta
escribo desde el silencio del silbido
mudo de los tordos
en la umbría de la higuera
mezclando los colores negros de las
plumas
con los de la piel del higo
manchones de sombras en la claridad
madura
escribo desde el silencio nervioso del
rabo cortado
de la lagartija
la lagartija atropellada
sigue su camino
el rabo tiembla
en el sueño de los niños
escribo desde el silencio ardiente de las
junqueras
al atardecer nos sentábamos
a contemplar el resplandor
de los juncos
al retirarse la llama
nos íbamos a la cama
con los ojos del silencio en ascua
cosas de criaturas
escribo desde el silencio embarrado de la
tormenta
ha barrido
literalmente el vacío
triste y sin canto de pájaros
que acompañe
belleza dística de la nada
escribo desde el silencio hueco tinaja de
barro
rezumando palabras al oído
del poyete
aljibe exterior en el vientre
del verano
frescura tácita
escribo desde el silencio suspendido en
el aire del petirrojo
con las alas palpitando
ante el descubrimiento inesperado
de un enjambre de hormigas voladoras
a orillas de la besana
escribo desde el silencio pausado de los
ánsares solitarios
ángeles abatidos por desviar el vuelo
de los límites
protegidos
como si el vuelo de los pájaros
tuviera marquillas en el aire
escribo desde el silencio de los ojos de
la flor dística salobre
uno mira hacia la arena / otro hacia el
fango
dos cantos en la misma rama
sombra y luz en el mismo verso
escribo desde el silencio que se escucha
no oíste
el rastro de las sombras
al roce del silencio en la piel
en el hueco de la chimenea
escribo desde el silencio de la luz del
extrañamiento
hueco dístico que desconozco
piedra y silencio
temblar y sentir
sólo agua en tu boca
escribo desde el silencio dístico de las
huellas de rocky
en la arena de la playa
huellas invisibles
que se hacen visibles en la humedad
de la pleamar y
desaparecen en el rebujo
de la última ola
para volver a aparecer en el hueco brasa
de una conchena
devuelta por mar
escribo desde el silencio que mira a
través de los ojos del fango
cientos de ojos resuellan bajo el agua y
desde lo hondo del cieno
los ojos abrazan al fango
escribo desde el silencio de la frescura
del higo abierto
al crepúsculo en tu boca
la cierras y el jazmín se vuelve triste y
mustio
la abres y florece la fruta de la
extrañeza
escribo desde el silencio escalofrío de
la lengua
que recorre los límites de mi piel
sin tu piel
a por tu piel
envuelta en mi sueño piel
versos que caminan
por lugares compartidos
escribo desde el silencio pozo aljibe
abandonado por el derrame de la sal
los atardeceres con gaviotas vinieron más
tarde
escribir desde el silencio poético
transformador
escribir desde el silencio poético
sencillamente intraducible
Eladio Orta. Ahinco. Ed. Amargord, 2015
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