Aprendamos a leer los periódicos.
Leamos “sí”, si pone “no”. Leamos “no”, si pone “sí”.
Si pone: “excesivas exigencias salariales”, leamos: “excesivas exigencias en los beneficios empresariales”.
No creáis las informaciones que os quieren hacer creer que os va bien porque ganáis dinero.
Sabed que os compran para que calléis sobre la injusticia.
Sabed que el dinero con que se os hace callar es vuestro propio dinero.
Cuando se publica (por escrito y además con foto): “policía herido por manifestante”,
añadiremos: “después de que el policía hubo derribado a porrazos a otros diez manifestantes indefensos”.
Si oís que en Asia niños inocentes caen víctimas, como ellos dicen, del “monstruoso hado de la guerra”,
si eso oís, no creáis que existe un hado: buscad, sin embargo, las causas y los culpables.
Pero buscad las causas no sólo en las personas.
Buscadlas, ante todo, en el sistema que les alienta a oprimir y a asesinar a los otros.
En su sistema siempre podréis elegir entre la crisis o la guerra.
En vez de: “se teme el estado de excepción”, leamos: “se desea el estado de excepción”.
Y si está escrito que ayer (el día que nos visitó El Sha): “fue un día negro”,
leamos: “fue un día diáfano porque nos mostró que nos aguardan días negros”.
Y si os dicen que hay que velar por la tranquilidad y el orden,
preguntaos por aquellos que están intranquilos y descontentos:
preguntaos qué es lo que les ha hecho intranquilos y descontentos.
Si mañana leéis en el periódico que vuestra libertad y vuestra democracia están amenazadas
(y que se os ordena empuñar las armas),
preguntaos seriamente si alguna vez habéis tenido libertad o democracia.
Preguntaos si no será que aquellos que declaran el Estado amenazado
os asustan para que les cedáis a ellos vuestra voluntad y vuestra confianza.
Tratad de ver en los acusadores a los culpables.
Leed los artículos de los periódicos al revés: los titulares al final, las últimas páginas primero.
No os dejéis engañar por las fotografías: no prueban nada.
Las últimas noticias son, casi siempre, medio mentira.
Cuánto más grande es la letra, la verdad se hace más pequeña.
Preguntaos cada día lo que echáis en falta leer en el periódico.
Desconfiad de la noticia: no es verdadera porque esté impresa.
No lo olvidéis: la verdad también se vende.
Y vosotros sois demasiado pobres para poder conocer toda la verdad.
Preguntad en el quiosco por periódicos totalmente diferentes (antes de que no los haya).
Y cuando busquéis en ciertos periódicos noticias sobre vuestro entorno,
las más fiables siguen siendo las predicciones meteorológicas del día.
Antonio Regales. Literatura de Agitación y Propaganda. Ediciones de la Torre. Madrid, 1981.
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