XI
Hoy tuve que escupir
el dolor de mis ojos.
Sí, tuve que escupir
a ese sol del invierno
que azota la miseria
y no calienta el cuerpo.
Por el hambre del mundo
hoy tuve que escupir.
XXIX
Solo nombrar al viento
nos libera y nos alza
sobre la piel del mundo,
sobre nosotros mismos.
Somos huellas del tiempo,
luz y sombra que pasa
por los campos sin rumbo
trazando los caminos.
Solo nombrar al viento
nos libera y da alas.
XL
Imágenes extrañas
sobre espejos de niebla.
Los rastrojos del tiempo
atesoran historias
y los viejos secretos
de miedos y cadenas.
Siluetas sobre el agua.
Grita el niño salvaje
a los vientos del alba
y lanza sus conjuros.
Sobre espejos de niebla
imágenes de un mundo
brutal y hambriento. Vuela
el pájaro nocturno
buscando débil presa.
Se alargan los rastrojos
por estas viejas calles.
El Rey Lagarto canta
sus extraños mensajes,
actores y payasos
con su sonrisa suave
representan su farsa.
Imágenes extrañas
en absurdos espejos.
En neumáticas balsas
la muerte de los sueños
bajo el sol de una playa.
Cuerpos sobre las aguas.
Los relojes del tiempo
hacia el futuro avanzan
guiando al dócil rebaño.
Tú lo sabes Jim, tienes
los ojos de lagarto,
tú conoces las leyes
de brujos y chamanes.
Dime, ¿por qué esta niebla
con extrañas imágenes?
LXI
He perdido mis huellas
al filo del camino,
he perdido mis sueños
entre sombras y olvido.
Mi voz quebrada busca
una palabra y un verso
para atarlos al grito
silencioso del pueblo.
LXIV
No volver al silencio,
jamás dejar el grito
a orillas de la nada,
ni enterrado en los libros.
Ser la voz, la palabra
o la huella del camino.
Ser rumor en el tiempo.
Jamás dejar el grito
en las salas del miedo
Miguel Fernández Rivero. Cero. Ed. Ópera Prima, 2022
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