Camino solo, vestido de ti bajo la lluvia,
tú y la lluvia cayendo como dos desconocidos sobre mí,
modificándolo todo,
confundiéndome en lo transparente,
en lo inmóvil de ti y la lluvia.
Tú y la lluvia en lejana unidad y sombra,
larga lluvia y lejano brillo donde vives.
Camino en lo oscuro encendido de ti,
tú sucediendo en el encendido fuego
de todas estas cosas que ya existían,
en las repeticiones, en los rastros,
en lo igual apagado de lluvias.
Tú y la lluvia como gotas corcheas cayendo sobre mí,
pesadas, heladas, rotundas, certeras.
Entrando yo en ti y la lluvia cuando salgo,
y cuando retrocedo, todavía tú y la lluvia,
vuestra amarga fruta
vuestro humo de verdad.
Antonio Orihuela
Imagina el instante en que os hacéis agua.
ResponderEliminarImagínatelo.
Imagina que vuelve hacia ti.
Grandioso poema!
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