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miércoles, 30 de marzo de 2022

DESCONCIERTO A DOS VOCES PARA UN MUNDO ENFERMO de Amalia García Fuertes y Conrado Santamaría (fragmento II)


 

 

VI



Debajo de todas las camas de un hospital

hay un termómetro inabarcable que juega al ahorcado, que juega a la gallinita ciega, que juega a la ruleta rusa bajo las directrices seductoras de las criptomonedas sin párpados

hay un vademécum escrito con tinta invisible donde están registrados los horarios de las mareas en que naufragan las pateras del alba, los nombres de las especialidades en vías de extinción, todas las clínicas de la desmemoria

hay la radiografía de una perla, una cereza de abril, la sirena de una ambulancia atravesando la revolución





VII



NO HAY POESÍA EN LO INEVITABLE



No hay poesía en lo inevitable.

Unas células simplemente se rebelan

y luego se replican emboscadas

y se expanden

y no atienden a señales

que detengan su delirio.

Tampoco hay mérito, ni hay culpa.



Pero qué hermoso poema

que tu dolor no lo decida

una cuenta corriente,

que tu salud no esté sujeta

a un código postal determinado,

que tu vida no se te muera

con tu nombre perdido en una lista

de espera inabarcable,

que una mano pueda liberar tu cuerpo

amarrado a una cama

y lo salve del miedo y la vergüenza

en la noche del olvido.



¿Para cuándo llegará la poesía?

¿Para cuántos llegará la poesía?





VIII



LA CONVIVENCIALIDAD



Cuando la medicina cristaliza en torno a medicamentos,

entonces estar sano es imposible.

Iván Ilich



Desahuciado al nacer, Ivan,

Ivan Ilich, como si este virulento

negocio que es el mundo

no te quisiera o pudiera gestionar,

¿qué genio de sospechas

no habías de nutrir?



La pesadilla del progreso, nos avisabas

como un profeta antiguo sobre

el remolino del abismo,

entre las pinzas dolorosas de la enfermedad

por la que te volvieron a desahuciar

cuando ya te negaban la voz los opulentos

y a la que sobreviviste, Ivan,

contra todo diagnóstico

durante veinte fértiles años, pensando,

sonriendo, habitando, dejando huella.



Producimos alimentos no para el sustento de los seres humanos,

sino de la propia industria alimenticia,

producimos automóviles no para la autonomía de las personas,

sino de la propia industria automovilística,

producimos libros y cultura no para el crecimiento de nuestra conciencia,

sino de la propia industria editorial,

producimos medicamentos no para mejorar nuestra salud,

sino la salud de la propia industria farmacéutica.



Producir y consumir, la convivencia

hecha fábrica, supermercado y un enorme pabellón de hospital:

gente que se medica para trabajar,

para comprar y vender,

para soñar y morir. Eso somos.



Y aquí seguimos todavía, Ivan, cada vez

más infelices, cada vez más dependientes, más cerca

del infierno, sin comprender

que la salud, la verdadera,

no es un prospecto, sino una cosa tan sencilla

y humana como abrazarse

o lavarse las manos antes de regalarnos

y amanecer.





IX



Debajo de todas las camas de un hospital

hay un torrente sanguíneo que caldea las baldosas del invierno, los nidos azules de los pájaros dolientes, las pelucas empolvadas que desdeñan la llegada de la luz

hay un poema en silla de ruedas embarrancado en el fangal de las lombrices rentables entre los emboscados de la septicemia, un poema en silla de ruedas a punto de echar a volar sobre las cabezas de los adormecidos

hay un bosque creciendo, una playa tendida, la belleza de la verdad




Amalia García Fuertes y Conrado Santamaría

DESCONCIERTO A DOS VOCES PARA UN MUNDO ENFERMO

2 comentarios:

  1. Me emocionan estos poemas y me hacen mantener el optimismo tácito de que una más uno son muchos. La decencia es un pez escurridizo pero vuestras redes son fuertes, sois marineros. No dejéis de arrojarlas una y otra vez, aunque salgan vacías... Algún día temblarán otra vez entre las aguas.

    Chiloé

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