Libertades mínimas.
Que no te casen contra tu voluntad,
que no te violen,
que no te golpeen,
que no te den menos de comer,
que no te asesinen.
Dentro de las libertades mínimas
estaría que el jefe
de una amiga no la llame
a las cinco de la madrugada.
Y quién le habla de política
a quien no puede pagar la hipoteca.
***
Camino de las calcosas, 27.
Que no me dejas mecerme
en el cálido viento
del temprano anochecer,
que tus oscuridades,
son mis luces,
el cielo tenue bajo nubes ceniza,
que este posicionamiento
no te deja moverte en tus estrechuras,
intranquilidad que no cesa.
A lo lejos se escuchan
los ladridos de las perras
y, en la lejanía,
se alza el graznido del águila.
Que este posicionamiento
que no entiendes, no te interesa,
es precariedad
y estás con los que ganan,
pero los cencerros se escuchan
en el silencio de la noche
y en la lejanía sigue el águila.
Aunque la montaña
se cubre de niebla,
en la orilla los rayos
me hacen cerrar los ojos
y puedo entrever los riscos y las olas.
Que no me dejas mecerme
en el cálido viento
del temprano anochecer
que mueve plataneras,
que a su vez mueven viñas
y gramíneas,
y el viento planea por el cordel
cuando pasan las pájaras,
y no me dejas mecerme
hasta que los grillos
empiezan a cantar
y huele a flores frías,
cuando los cencerros
se escuchan
en el silencio de la noche.
Míriam Muñoz Trapero. Un día como hoy
No hay comentarios:
Publicar un comentario