Julio
y agosto de 2016, y julio de 2017, han sido los meses más cálidos en el planeta
Tierra desde que hay registros (1880).[1] El
año 2016, en su conjunto, fue más cálido que ha experimentado la Tierra desde que
empezaron esos registros hace 137 años, según confirmó la Agencia Nacional de
Océanos y Atmósfera (NOAA) de EE.UU. en agosto de 2017.[2] En 2015, por primera vez, la temperatura promedio de
la superficie de la Tierra superó un grado centígrado de aumento con respecto a
la época preindustrial.[3]
En 2016 rebasamos las 400 ppm de dióxido de carbono en la atmósfera
(descontando las subidas y bajadas estacionales);[4]
el límite de seguridad, como se sabe, está en torno a las 350 ppm.
Y 2014 fue el primer año, a lo largo de toda la era
industrial, en que la disponibilidad de energía primaria per cápita disminuyó
con respecto al año anterior[5]
(exceptuando shocks del petróleo
exógenos como el de 1973-74). Vamos hacia el cénit conjunto de todas las
fuentes energéticas no renovables en el decenio de 2030 (si no antes).[6]
Por lo demás, lo estamos experimentando durante estos años últimos en España:
nuestro consumo de energía primaria ha bajado del máximo histórico en 2005 y
2006, 145 millones de TEP, a 125 millones en 2015 (datos oficiales del
MINETUR). Podríamos consolarnos normalizando la situación y achacando este
descenso sólo a la crisis económica si ésta y la crisis de recursos no fuesen
interdependientes… lo que no es el caso. De
la energía disponible para una sociedad depende casi todo lo demás. La energía
es “el pilar de las economías humanas”, hallándose estrechamente correlacionado
el PIB con la utilización de energía primaria (o energía final).[7] Esta
correlación energía-crecimiento es extremadamente fuerte, sobre todo en el
largo plazo y a escala mundial, como demuestran los estudios del economista
francés Gaël Giraud.[8]
Estas dos dinámicas –calentamiento climático y
escasez creciente de energía y materiales, en un contexto de rápido
empobrecimiento de la biosfera— están determinando ya, y van a hacerlo de forma
mucho más intensa, el destino de los
seres humanos en el siglo XXI –que hace tiempo yo vengo llamando el Siglo de la
Gran Prueba. Nuestro futuro –no a siglos vista, sino a lustros vista- es
“apocalíptico”: nos lo dicen científicos de la NASA de primerísimo nivel como
James Hansen.[9]
Nos
hallamos probablemente ante las mayores discontinuidades en la historia de la
especie humana. El siglo XXI se parecerá poco a lo que hemos conocido antes –y
los riesgos son inmensos. “No sabemos qué mundo van a heredar nuestros hijos,
pero ya no podemos seguir engañándonos con la suposición de que se parecerá al
nuestro”, advertía Tony Judt.[10]
[1] Agosto de 2015 había sido
el mes más cálido en el planeta Tierra desde que hay registros (1880), según la
Administración Nacional para el Océano y la Atmósfera de EEUU, que hizo público
este dato el 17 de septiembre de 2015; luego fue superado por julio de 2016. Véase Oliver Milman, “NASA: Earth is
warming at a pace 'unprecedented in 1.000 years' “, The Guardian, 30 de agosto de 2016; https://www.theguardian.com/environment/2016/aug/30/nasa-climate-change-warning-earth-temperature-warming
Enero de 2016 ha sido el primer mes del año más cálido
desde que hay registros, y luego continúa esa pauta de temperaturas récord en
febrero, marzo, abril, mayo... hasta completar once de doce meses que han batido todos los récords
históricos de temperatura a partir de octubre de 2015. “May goes down as Earth's
hottest on record: NASA”,
14 de junio de 2016; http://phys.org/news/2016-06-earth-hottest-nasa.html
. Véase también https://www.theguardian.com/environment/2016/jun/14/may-marks-one-more-record-hot-month-for-the-world
y https://www.theguardian.com/environment/2016/oct/18/2016-locked-into-being-hottest-year-on-record-nasa-says
En cuanto a julio de 2017, véase el análisis de la NASA en https://climate.nasa.gov/news/2618/july-2017-equaled-record-july-2016/
[2] Esa conclusión figura en el vigésimo séptimo informe Estado del clima, liderado por
científicos de la NOAA y basado en contribuciones de más de 450 científicos de
cerca de 60 países. Véase https://www.climate.gov/news-features/understanding-climate/state-climate-highlights/2016
[3] Anuncio de la
Oficina de Meteorología del Reino Unido, el 9
de noviembre de 2015. Véase http://internacional.elpais.com/internacional/2015/11/09/actualidad/1447066103_999102.html
[4] El fenómeno climático de El Niño (que eleva la temperatura de la
superficie de las zonas central y oriental del océano Pacífico ecuatorial, lo
cual calienta y seca los ecosistemas tropicales, reduciendo su absorción de
carbono y exacerbando los incendios forestales) dio un impulso adicional a las
concentraciones atmosféricas de dióxido de carbono causadas por el ser humano,
con lo que 2016 fue el año en que se
superaron las 400 partes por millón durante todo el
año en el registro histórico de la estación de Mauna Loa (Hawai), creado en
1958. Véase Richard A. Betts y otros,
“El Niño and a record CO2 rise”, Nature Climate Change (2016), publicado en la red el 13 de junio de
2016, doi:10.1038/nclimate3063; http://www.nature.com/nclimate/journal/vaop/ncurrent/full/nclimate3063.html
[5] “En 2014, como destaca el informe anual de BP, la producción [de energía] ha aumentado
solo el 0,9%, un hecho insólito fuera de períodos sin crisis económica grave.
(…) Este aumento del 0,9% está por debajo del de la población mundial, lo que se
traduce en una menor disponibilidad energética per cápita, un probable cambio
de tendencia secular…” Juan Carlos Barba, “Hemos chocado con el iceberg
y aún no nos hemos enterado”, blog “El gráfico de la semana” en El Confidencial, 19 de
junio de 2015; http://blogs.elconfidencial.com/economia/grafico-de-la-semana/2015-06-19/hemos-chocado-con-el-iceberg-y-aun-no-nos-hemos-enterado_892175/
Véase también Gail Tverberg, “World GDP in
current US dollars seems to have peaked; this is a problem”, en su blog Our finite world, 14 de agosto de 2017; https://ourfiniteworld.com/2017/08/14/world-gdp-in-current-us-dollars-seems-to-have-peaked-this-is-a-problem/
. La autora observa: “Sorprendentemente, este pico de consumo ocurrió antes de que los
precios del petróleo y otros precios de la energía se derrumbaran, a partir de
mediados de 2014. Con estos precios más bajos, normalmente pensaríamos que los consumidores
podrían permitirse comprar más bienes energéticos por persona, no menos. El consumo
de energía per cápita debería aumentar con precios más bajos, a menos que la
razón de la caída de los precios sea un problema de asequibilidad [affordability]. Si la caída de los precios refleja un problema de asequibilidad
(los salarios de la mayoría de los trabajadores no son lo suficientemente altos
para comprar los bienes y servicios hechos con productos energéticos, como
hogares y automóviles), entonces esperaríamos el patrón que estamos viendo hoy:
bajos precios de la energía, junto con la caída del consumo per cápita”.
[6] Emilio Santiago Muiño, No es una estafa, es una
crisis (de civilización); Enclave de Libros,
Madrid 2015, capítulos 6 y 7.
[7] Nathan John Hagens, “La
energía como pilar de las sociedades humanas”, en La situación del
mundo 2015 (Un mundo frágil), Icaria, Barcelona 2015, p. 45-49.
[8] Giraud defiende que puede demostrarse empíricamente que la sensibilidad
del PIB ante la variación del consumo de energía no es el 10%, como señalan la teoría
económica estándar, sino del 60%. Una
interesante entrevista con este economista en http://crashoil.blogspot.com.es/2014/05/entrevista-gael-giraud.html
[10] Tony Judt, Ill Fares the Land (2010), traducido al
español con el título Algo va mal; citado
en Ricardo Almenar, El fin de la expansión, Icaria, Barcelona 2011, p.
139.
Jorge Riechmann. ¿Vivir como buenos huérfanos? Ensayos sobre el sentido de la vida en el Siglo de la Gran Prueba. Ed. Catarata, 2017
Fotografía: Carmen Lourdes Fernández de Soto
Jorge Riechmann. ¿Vivir como buenos huérfanos? Ensayos sobre el sentido de la vida en el Siglo de la Gran Prueba. Ed. Catarata, 2017
Fotografía: Carmen Lourdes Fernández de Soto
Hemos de rescatar el horizonte.
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