Ana María, una niña colombiana de nueve años,
pregunta a su madre –a quien ve a menudo enredada entre libros, encerrada con
libros--: “Pero ¿por qué estudian ustedes tanto si todos nos vamos a morir?”
¡Es
una pregunta importantísima! ¿Qué hacemos frente a la muerte y el sinsentido,
frente al abismo de la condición humana? Pierre Bourdieu, por ejemplo, diría: luchamos
contra la muerte simbólica. El gran sociólogo francés parte del sinsentido
originario que caracteriza la condición humana. Las sociedades humanas intentan
“desprenderse del sentimiento de la insignificancia de una existencia sin
necesidad”:[1] la producción social de
sentido se realizaría a través de los juegos de distinción entre las personas y
los grupos, en la búsqueda de reconocimiento por parte de los demás. Bourdieu,
cercano a Pascal, analiza esta búsqueda de reconocimiento como una “ficción
social” que sitúa artificialmente en su centro el “ser percibido”: aquí no
estaríamos tampoco lejos de denuncia de la Mentira Social por parte del
poeta anarquista Kenneth Rexroth.
Qué hacemos
con la muerte (con nuestra finitud y mortalidad)
acaba
definiendo, en muy alta medida, cómo vivimos –personal y colectivamente.
Gabriel Albiac lo plantea con mucha crudeza en una entrevista que ya cité en un
capítulo anterior de este libro: “Un bicho que es mortal y que, al mismo
tiempo, lo sabe, cómo demonios se las apaña para no exterminar a todo lo que
hay alrededor”…[2] Bueno, una posible
respuesta sería: hacemos filosofía, hacemos religión, hacemos arte… “Todo
nuestro arte es una captación de la muerte y una protesta contra la muerte. En
el mismo momento en que el hombre adquiere conciencia del tiempo, que es el
sendero hacia la muerte, adquiere conciencia de la necesidad de rebelarse
contra él. El arte, con sus distintas máscaras, es el fruto de esta rebelión”,
señala Rafael Argullol.[3]
[1] Pierre Bourdieu, Méditations
pascaliennes, Seuil, París 1997, p. 283.
[2] Gabriel Albiac (en una entrevista en Filosofía Hoy 50,
invierno de 2015-2016, p. 12) recomienda releer los escritos de Freud entre 1914 y 1920. https://www.ucm.es/data/cont/media/www/pag-76765/ALBIAC.pdf
[3] Rafael Argullol
entrevistado por Carlos Javier González Serrano, publicado en el blog El vuelo de la lechuza, 26 de mayo de
2014; http://apuntesdelechuza.com/2014/05/26/entrevista-a-rafael-argullol-todo-nuestro-arte-es-una-captacion-de-la-muerte-y-una-protesta-contra-la-muerte/
En: Jorge Riechmann. ¿Vivir como buenos huérfanos? Ensayos sobre el sentido de la vida en el Siglo de la Gran Prueba. Ed. Catarata, 2017
En: Jorge Riechmann. ¿Vivir como buenos huérfanos? Ensayos sobre el sentido de la vida en el Siglo de la Gran Prueba. Ed. Catarata, 2017
Cruel paradoja. La naturaleza nos dota de instintos y medios para luchar contra su inapelable condena. Es como si un juez, cuyo inapelable veredicto está decidido de antemano, pusiera a nuestra disposición la defensa.
ResponderEliminarinteresante analogía , me ha dejado pensando
EliminarMuchas gracias Jorge, es un placer leerte.
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