Ahí están las puertas
para
verte desde fuera,
la
malla que hay que cortar,
el
pájaro que hay que imitar,
el
ojo que hay que cerrar
para
que la visión se abra.
Ahí
están las puertas,
pero
miramos sin ver
y
como no vemos,
no
tenemos respuestas,
porque
no tenemos preguntas.
Tenemos
muros, recintos,
enfermedades,
dolores,
lenguaje,
cercos
de realidad
cada
vez más circunscritos.
Somos
el telar descompuesto
sin
memoria de su urdimbre,
furtivos
en una provincia de lo infinito
que
no quieren dejar de soñar
por
temor a despertar en otra parte.
Ahí
están las puertas
con
su transparencia,
con
su más allá
y
su más acá
unidas
con
sus muchos mundos,
formas,
flecos, hilos sueltos,
mensajes
sin mensajes
que
celebran la vida.
Ahí
están las puertas.
Deja
tu
máscara
en la puerta.Antonio Orihuela. Disolución. El Desvelo Ed. 2018
¡Y qué difícil dejar la máscara para siempre, pues a veces la necesitamos para sobrevivir!
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