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domingo, 29 de abril de 2018

CINE Y MISIONES PEDAGÓGICAS por ALFONSO PUYAL




OTRO SUCESO: en el último pueblo hicimos la segunda misión en pleno campo, proyectando el cine contra el muro de la iglesia. Era cosa de ver los labradores sentados sobre arados y carretas volcadas, la cigüeña de la torre asustada, los candiles con que alumbrarnos en la vara levantada de un carro, las estrellas temblando de frío por mí, y yo envuelto en mi capa parda de un labrador.

Miguel Hernández, «Misiones Pedagógicas», en Obra completa. Espasa Calpe, 1992.




¡CÓMO SE ESTREMECIERON ante el cine! Las fotografías de aquellas caras fascinadas al mirar por primera vez el prodigio, conmovieron hasta cortar la palabra a los doctos. Miren, miren esos ojos. ¿No ven que hay que darles algo más que imágenes en movimiento a esos niños extasiados?

María Teresa Léon, Memoria de la melancolía. Losada, 1970.




Servicio de cinematógrafo
Sin duda alguna, el cinematógrafo es el auxiliar más poderoso de la obra de las misiones en los pueblos, que diríase no pueden resistirse a su atracción ni aun en las ocasiones más difíciles, en que la indiferencia, el recelo campesino o el ambiente de prevención suscitado por la mala política oponen alguna dificultad al propósito de conciencia cordial que mueve a los misioneros. En esos y en todos los casos la pantalla es el lugar de coincidencia del interés y la emoción mayores al descubrir a las miradas ingenuas los panoramas diversos de la ciudad o de las tierras lejanas, las maravillas de los hombres y de las cosas.

Luis Álvarez Santullano, «Patronato de Misiones Pedagógicas», Residencia, febrero 1933.




El cinematógrafo
Ya hemos dicho que es uno de los elementos, el principal, de las Misiones. Lo constituyen films de risa y de enseñanza.
El bien que, pedagógicamente, reporta el cinema hay que comprobarlo en estas sesiones de la Misión Pedagógica. Se pasa la película y uno de los misioneros va explicando breve y oportunamente sus escenas, comparándolas al mundo que conocen, los que miran con toda su alma al écran improvisado.
Estos films, que en la población rural de España debían ser en su mayoría de agricultura, tienen una enorme responsabilidad en las Misiones. El espíritu primario de los pueblerinos se entrega al acto de ver con toda su energía. Un mundo distinto –mares, cielos, bosques, ciudades– se agita ante sus ojos. Se pueden producir el desconsuelo y el optimismo; se puede hacer el daño inmenso de desanimar al hombre ignorante, de desplazarle de su mundo; o se puede hacer la obra magnífica de animarle a vivir, perfeccionando su existencia, adquiriendo cultura, conservando y acrecentando su alegría de vivir.

Carmen Conde, «El cinematógrafo educativo en las Misiones Pedagógicas de España», Revista Internacional del Cinema Educativo, julio 1933.


Luis Cernuda en Burgohondo (Ávila), julio de 1932


    Y PARA TERMINAR, no quiero dejar de decir alguna cosa sobre el empleo del cinema en las Misiones. Con verdadero orgullo pueden decir éstas que en España existe un organismo con cierta intensidad como complemento de su labor sensibilizadora [...]
    El problema se plantea para nosotros en el material de exhibición. En la falta de buenas películas, en lo inapropiadas que resultan las poquitas que hay para un campo tan duro como son los pueblos de España. Las misiones los reforman, ajustando sus montajes y títulos a la sensibilidad de nuestros campesinos, pero de todas formas esto deja mucho que desear.
    Las Misiones sienten la necesidad de producir películas, pero es tan abrumador su encargo principal de rotulación que no pueden ni disponen de medios para tal empresa.
    Con un sentido liberal, han agrupado y continúan asimilando a su cinemateca todas aquellas bandas útiles a su labor. Ellas quisieran ver surgir una producción de dónde nutrirse. Sobre todo una producción de amateur, ya que en ello radica la simiente de un cinema honroso.

José Val del Omar, «Las Misiones Pedagógicas y el cine», en Escritos de técnica, poética y mística, Ediciones La Central, 2010.

José Val del Omar. Estampas, 1932.


Citas: Alfonso Puyal. Cine y renovación estética en la vanguardia española, Antología crítica, 1920-1936. Renacimiento, 2017.



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