Rarámuri
En una
falda de neón y flores
habita
la raíz de tu silencio.
La voz
de la barranca traspasa la frontera
de los
siglos que te nombran en el rumor de la cascada.
Deambulas
con tus pies ligeros
en el
verde sonido del encino
en el
azul de la nostálgica miseria,
en el
púrpura tropel de los recuerdos.
Atado a
tu pecho cargas el murmullo
de la
lengua mestiza que te hiere.
Un
desprecio ancestral te mata el corazón
y hace
languidecer tu geografía.
Te
robamos los bosques, los pinos, los madroños
sepultamos
tu historia
en las
estatuas de bronce y en los cristos.
Pero
sol y luna que son tus padres
Esos,
un día
Nos
cobrarán muy caro la pálida memoria.
La Bruja
Miles de cristales punzan esta llaga de
recuerdos.
Largas
astillas mezclan la copa de mi vida
manantial
de tristeza.
Flota
mi libertad en la caldera del mundo
alas
mojadas, mariposa del ártico,
sangre
fermentada en rebeldía.
Entrañas
de esclavos y serviles
maceran
el vino de esta humanidad.
Mi
historia es la redoma que
beben los caciques
vino
que carcome la garganta del diablo.
Bebamos
juntos,
Que mi
llanto de serpiente los colme de veneno
Y
caigan uno a uno
Como
aguacero negro.
Bebamos,
Solo
queda la nada entre mis manos
y la
utopía sangrando por los ojos.
OCHO
COLUMNAS
Para Miroslava Breach
Palabras
mutiladas
ondean
en el asta de la muerte,
Las
púas de la injusticia
oxidan la verdad y la aniquilan.
El
silencio corta la luz de la consciencia
y
la palabra sangre,
gotea
caliente por las calles.
Inmundas
hienas
detienen tu vuelo de paloma herida
te
dejan muda,
ahogan
la verdad en tus entrañas.
Al
amanecer,
los
diarios parieron tinta muerta,
mentira
acomodada a ocho columnas.
Un
nuevo cardo nos florecerá en el pecho,
el
cardo de tu muerte Miroslava.
La
humanidad volverá al tiempo de lo efímero
Y
las noticias…
Reptarán
con su máscara de humo
en
la cueva donde habita el alma de la nada.
El
mundo se ha vuelto una vitrina.
PARA JOSÉ MARTÍ
No soy la de Guatemala
Y no me morí de amor
Me mató la indiferencia
Que como flor me segó.
Muero en los libros de historia
Que no mencionan mi nombre
a mi me quitan la
gloria
de las estatuas de bronce.
Como de bronce candente
Es la invisible agonía
El desprecio de la gente
Es lo que arranca la vida.
No es que sean desmemoriados
Es que no importan las muertas
Suman lirios,
orlas, ramos
Cajas de seda desiertas.
Dicen que morí de amor
Y he muerto ya
tantas veces
En las bòvedas heladas
Y en las camas de los peces
Cuando canta el ruiseñor
Y en las arenas doradas
Dicen que mueren de amor
Pero son asesinadas.
Callada al oscurecer
Todo es aterrador
No soy la de Guatemala
Yo no me morí de amor…
MUJERES DE GUERRA
Siria
Los misiles
dibujan la imagen del horror.
Los gritos se
acumulan
En una
lágrima vacía,
En un vientre
huérfano
En un cuerpo
muerto.
Cuánto dolor
se fermenta en el silencio
en el
escombro de esta guerra infame
de esta
humanidad tan mal parida.
Mujeres,
niñas
sombras del
espanto
Rostros que
se pierden en el polvo.
Callan,
observan, lloran
extienden las manos
para alcanzar el corazón del sol
y poder incrustarlo en su pecho
hasta
alumbrar las grises pesadillas.
Hija, madre,
hermana, amiga…
Cuanta
pólvora masculla tus recuerdos
Cuántos hijos
entregarás a la carroña
Cuántas horas
más bajo la guerra.
Delma Cecilia. Inéditos
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