No sabemos gran cosa
de Ellos.
Se nos parecen, sí, pero no mucho.
Quizá son extranjeros
o habrán estado ausentes, en algún sueño o en alguna muerte.
En todo caso, aquí nadie se fía
de Ellos.
No se te ocurra hablarles. Ni les mires.
Es como si se mira uno a sí mismo.
¿Que parecen sufrir? Bueno, eso es cosa
de Ellos.
Pasamos y sus ojos nos traspasan
como húmedos puñales.
No sé en qué están pensando. Tengo miedo
de Ellos.
Tal vez quieran matarnos. Tal vez algo peor.
Hay que actuar antes de que sea tarde.
Cuidado, ahí viene uno
de Ellos.
José Luis Piquero. Quemaduras. Las hojas del Baobab, 10. Stabile&Studillo Ed. 2018
A la hora de ir a trabajar un leñador descubrió que le faltaba el hacha.
ResponderEliminarObservó a su vecino. El vecino tenía todo el aspecto de un ladrón de hachas. Estaba claro: la mirada, los gestos, la manera de hablar.
Unos días después el leñador encontró el hacha que había perdido. Y cuando volvió a observar a su vecino, comprobó que no se parecía para nada a un ladrón de hachas, ni en la mirada ni en los gestos ni en la manera de hablar.
Eduardo Galeano - Indicios
Muy bueno, te dejo el Gallinas, de Rafael Barret, otra joyita...
ResponderEliminarhttps://periodicolaboina.wordpress.com/2016/08/01/cuento-anarquista-gallinas-rafael-barrett/
Gracias. Lo llevo al blog.
EliminarNo hay de qué... para eso estamos. Un abrazo!!
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