IV
Sabido
es también que, por voluntad divina, —según les enseñaron de niño sus maestros,
tanto a Al-Hakam como a su padre—, se contaba que ya antes de la llegada un
arca abierta por el rey Rodrigo hablaba de que Hispania sería ocupada por
hombres que se cubren la cabeza con cintas, montados en caballos de diferentes
colores y sosteniendo extrañas espadas, con artillería y banderas, y así pues,
la llegada de los fieles a las hermosas tierras de Hispania fue animada por la
ya existencia en ellas de creyentes convertidos por predicadores desde el
mandato de Uqba ibn Nafi, gobernante del otro lado, y por curiosos viajeros fatimíes
de Egipto, como el llamado Ben- Haucal, viajero espía, que escribió un relato
invitando a venir a Hispania, donde se decía ya antes de la llegada, a unos 80
años de la Hégira, la profetizada aparición en esta tierra del Mahdi,
restaurador de la religión para todos los hombres antes del fin del mundo, y
que "lo que más asombra a los que llegan a esta tierra es que
pertenezca aún al soberano que reina en ella y que no le haya sido arrebatada,
porque sus habitantes son gente sin dignidad y sin talento, cobardes, no saben
montar a caballo, son incapaces de defenderse contra soldados aguerridos, es
pueblo que detesta a los filósofos y los trata de impíos o los quema o apedrea,
aunque sí es fácil saber lo que vale este país y las contribuciones que produce,
sus bellezas y sus delicias”.
Era fama posiblemente injuriosa en
tierras de Africa y Egipto que los nativos de España eran analfabetos que no
sabían leer, que cuando querían medir sus tierras tenían que pedir ayuda a
predicadores, pescadores y curiosos africanos que les visitaban, y que cuando
hablaban de libros y de bibliotecas, los pocos que eran letrados creían que
esos nombres se referían tan sólo a sus Sagradas Escrituras, y que no existía
más saber escrito que ese, ignorancia impropia de pueblos cultos anteriores y
de otras partes.
Sin embargo se escribió después por el
historiador Alí ben Abderahman ben Hudeil de Granada algo no del todo
coincidente, y fue que preguntado el conquistador yemenita Muza ben Noseir por
el califa Suleiman ben Abdelmelic sobre sus dificultades en la conquista, el
guerrero afirmó de los cristianos de Iberia: “Son leones en sus castillos,
águilas en sus caballos, y mujeres en sus escuadrones a pie, pero si ven la
ocasión la saben aprovechar, y cuando quedan vencidos son cabras en escapar a
los montes, porque no ven ni la tierra que pisan”
Adoraban además a Maryam como diosa, la
anciana madre del profeta Issah que fue crucificado, y la vida de sus
campesinos tenía tan poco valor que los viajeros contaban que “se podía
comprar un muchacho por un látigo y una muchacha por una espuela”.
De ese modo la conquista de la tierra
fue una bendición de Alah para sus habitantes y muy pocas veces sanguinaria, y
no hubo apenas resistencia aún cuando el avance hacia el norte precisara de cerca
de dos años por falta de hombres, sino muy breves escaramuzas comprensibles,
únicamente al principio, de nobles y potentados corruptos y no amados, pues el
pueblo era agricultor o pastor y fácilmente sumiso y fácil de convencer, del
que sacaron en la antigüedad muy gran provecho tirios y griegos, y ya había
sido ganada sin esfuerzo o con muy aislada resistencia en tiempos antiguos por
cartagineses, romanos, que la ocuparon durante siglos, suevos, vándalos, alanos
y visigodos, y estando ocupado el pueblo sólo en sus labranzas y ganados
mostraron a la llegada de los creyentes mansedumbre y no rechazo con ventaja de
pasar de inmediato de ser siervos a ser hombres más libres sin más tributos que
pagar que el zakat como limosna, y no dolor sino esperanza de entregar menos
frutos de su esfuerzo a otros nobles menos codiciosos, y no indiferencia sino
comprensión ante la religión verdadera, que ya por sus creencias parte de la
población era muy coincidente con la suya, pues los cristianos del país se
dividían en sectas, siendo en partes de Hispania dominante cuando llegaron los
verdaderos creyentes la del egipciaco Arrio, en la que el profeta Issah era
exactamente el mismo con otro nombre, y su madre no era diosa sino simplemente
madre, y no adoraban más que a un solo dios en una sola forma, y rechazaban
creencias bárbaras que sí tenían otros pueblos cristianos que dividían a Dios
en tres, conscientes en su incultura de que la mayor abominación es el profundo
extravío, merecedor de la condenación eterna, del politeísmo, o chirk de Alah
con otro falso dios.
Cuatro veces intentaron los fieles de
Alah apoderarse de estas hermosas tierras ricas para el cultivo y con ricas
minas, y fue el primer intento el de Abdul-lah-ben-Nalí-ben-Abdil-queis y
Abdul-lah-ben-Al-Husayn en desembarco por la costa que llegó hasta Afranca. El
segundo fue de Muza ben Nosair dirigiendo él mismo la algazúa. El tercero el
desembarco de Tarik, y el definitivo es el que vieron con gran alegría los
creyentes recién desembarcados por mandato de Meruan, gobernador de Egipto, a
Muza ben-Nosair, gobernador de África, lo fácil que les era la conquista a su
general Tarik, que llegó con cien jinetes y cuatrocientos peones, el cual hizo
la travesía en cuatro barcas, arribando a las costas de Al-Andalus en lo que
está enfrente de Tanja, y es conocido por Gecira-Tarifa, que se llamó de su
nombre a causa de este desembarco.
De allí corrió el país por lo que está
inmediato hacia la parte de la verde Algecira Al-Hadra, porque el bárbaro
llian, gobernador de ella, había entrado antes en relaciones con Muza el
gobernador de Ifriquia, por mediación de Tarig ben Zeyad su teniente en Taja,
que le escribió ponderándole la empresa de apoderarse de Al-Andalus y
presentándosela como fácil y asequible, aunque también se dice que había
viajado antes por mar para pedirle en persona a Muza esa misión. Tarik recogió
fácilmente cautivos y riquezas en abundancia, lo que animó a proseguir tierra
adentro. Fue su paso en la luna de Ramadán del año 91.
Después, pudo, con doce mil berberiscos,
trasladar sus fuerzas por excelentes calzadas creadas en tiempos de césares, y
eso hizo que no hubiera conquista demasiado sangrienta de Al-Andalus sino fácil
galopada por caminos que llevaban a las ciudades de interés, desfilando ante
campesinos totalmente indiferentes hacia quien pudiera ser amo y señor. Más
sangre hubo después entre creyentes ambiciosos y luchas entre sirios, árabes y
africanos que resistencia inicial de los nativos, por causa del reparto de
tierras.
Esa ocupación de nuevas tierras y
acogida de nuevos fieles se hizo pues con respecto a visigodos y nativos viejos
bajo la hermandad basada en la sharía, momentos de calma y no de angustia que
tras generaciones se estaban convirtiendo ahora en conflictos de ambiciosos.
De MAMOTRETO DE UN HARÉN Y DOS CALIFAS.
Historia de la conquista de Hispania por los árabes, versión árabe.
Antonio Santos Barranca. Ed. Onuba, 2022
" ... ante campesinos totalmente indiferentes hacia quien pudiera ser amo y señor". Al parecer ya tenían claro lo de "votes a quien votes..."
ResponderEliminarMe ha interesado mucho.
ResponderEliminarEn Hispania maquillaron tanto la invasión como la Reconquista, pero no era carnaval...