Y tener que rogarte
un poco de amor
para que me follases
como un funcionario
antes de salir del trabajo.
Con la cadenita que ella te
regaló
golpeándome el esternón: pum,
pum, pum.
La cadena-soga tan ridícula,
colgando entre mis piernas
abiertas,
quemándome a lametones la
garganta.
La cadenita balanceándose
en cada empujón: pum, pum, pum.
Hasta que terminabas.
Y la cadena, ya sobre tu pecho.
Y tú en tu lado de la cama.
Y el sueño súbito.
Y tú: ¿qué hay para cenar?
Y yo: amor, había amor...
Eva Vaz. Limpieza general. Ed. Garum, 2023
"Entonces ellos descorcharon el champaña: ¡Es de los nuestros! ¡Verduzco de angustia! ¡Un verdadero terrícola! ¡Ahogado en la clorofila! ¡Rozando los mataderos! Esto se les debió de quedar en el estómago. Muy mezquinos misioneros en el fondo, al servicio de lo efímero reactualizado. Ven, cordero mío, a retozar con nosotros, que esto se pasa pronto, ya lo verás, justo el tiempo de juguetear con una cordera, es una golosina. El amor, he ahí una trampa que no ha fallado nunca, yo he debido enganchar siempre a alguien. Y en esta clase de W. C. es en la que he llegado a creerme y hasta a bajarme los pantalones." Samuel Beckett, El innombrable.
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