Este perro y yo, frente a frente,
desconfiamos de los gestos
y alimentamos un desdén ya podrido.
Qué tiempo aquel en el que tú
impedías que abriera la puerta,
ladrabas contra el vientre del parqué
y me hacías señas que yo no entendía.
Era un tiempo aquel en el que yo
me asustaba de tus ojos torvos
cuando estaba a punto de nacerte
un gruñido de batalla nueva.
Hoy, diez años y algunos meses después,
frente a la comezón del tiempo en tus cejas
y perdidos en la ciudad abierta,
nos sostenemos la mirada un segundo,
haces un gesto que por fin entiendo
y siento el sabor de la sangre
inundando poco a poco mis encías.
Sandra Benito Fernández. Víspera de la luz. Ril Editores, 2022
No somos ciento y la madre, pero gracias a voces como esta poco nos falta. Dicen que hablamos en una lengua endemoniada.
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