El derecho a la vida
camina invisible a su trabajo.
Allí, cada mañana se salva
a pesar de su miseria.
Pero hoy, hombres huecos,
de almas huecas,
manos huecas,
sexos huecos,
se llenan con la sangre
que arrancan al mordaz dolor
y deciden que la miseria es la muerte
y salir a trabajar traiciona.
Una serpiente muda
habita en las venas de los hombres,
nadie la silencia, nadie la mata,
todos conocemos su silbido,
todos ignoramos sus dolor,
todos somos culpables.
Una serpiente muda
llena el hueco de los hombres
que deciden torturar la grandeza
de ser mujer en ese desierto.
TODOS SOMOS CULPABLES.
Montserrat Villar González. En: V Encuentro de escritores por Ciudad Juárez. Edifsa, 2015
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