para
Javier Esteban
El
mono se comió el hongo
y
se convirtió en ángel,
el
ángel dejó de comer hongos
y
se convirtió en un hombre.
Lo
que para el ángel fue paraíso
el
hombre lo convirtió en infierno,
dios,
muerte, iglesia, granja, banco de trabajo.
Benditos
los ángeles,
benditos
los equilibristas,
benditos
los amantes,
benditos
los disidentes, los locos, los niños,
a
todos ellos Dios los contempla
mirándose
en sí mismo
devolviendo
gratitud y belleza
a
lo que mira.
Antonio Orihuela. Salirse de la fila. Ed. Amargord, 2015
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