Soy
las
uñas de mis dedos
y
la rara piel que arañan.
Soy
testigo
de mis heridas
y
la memoria viva de su fuerza
más
allá de lo que diga nadie.
Soy
mis
dientes y mis colmillos
mis
delicadas caderas
y
mis pechos.
Soy
mis
pecados, mis ocultos deseos
Oh,
dios,
¡Cuanto
los echo de menos!
Soy
todas
las amigas que me han traicionado
(no
una sino tantas veces)
y
gracias que doy a dios por eso.
Soy
mi
columna vertebral,
erguida
y fuerte
frente
al monte
Soy
mis
ojos y los tuyos
perdidos
en una obscuridad
que
es solo mía.
Soy
mis
pies - cuando los tengo -
que
me han llevado muy lejos casi siempre.
Casi
siempre.
***
En un instante, amor
Tú
siempre fuiste Él:
Mi
amante, mi amigo,
el
hombre inesperado
que
supo anclar mi camino.
Y
por un instante, uno solo,
apenas
un instante, un día
me
ayudó a poner pie en tierra
batida
de rocío real, no de charcos,
para
construir en lo hondo
un
palafito.
Y
desde entonces,
amor,
ando
al paso contigo
y
volteo donde tu volteas,
toda
yo con todo tú,
casi
siempre,
mientras
las viejas,
viejas
vigas de madera
resisten
y sostienen
-
con
altiva ferocidad
nuestras
vidas.
***
Para qué hablar
Ahora
que te sientes como un juguete roto
en
las manos de Gepeto.
Ahora
que tu rostro se refleja
en
la cáscara de una mandarina.
Ahora
que regresan los recuerdos
al
lugar de su martirio
Ahora
que
ha llegado la hora
de
cargarte en angarillas de pelta
envolverte
en una sábana cubierta de oleo
dejarte
extendida en un frio metal
-
con
el collarín puesto –
va
la vida y te regala
un
nombre escrito en esa tarjeta
que
alguien ató
al
dedo gordo de tu pie.
Que tontería
Los
circuitos de los cables y las centrales cósmicas
no
se han interrumpido
y
en este mundo de redes
nadie
parece culpable.
El
crimen es irreal.
La
pena es irreal.
y
la leve presión de un botón
puede
hacer desaparecer
a
jueces y acusados
e
incluso a nosotros mismos, los espectadores,
el
suave y conciliador delete
en
un mundo como este donde
solo
el dolor es real,
el
único, irremplazable testigo
que
bate tus venas
-
a
veces también las mías -
y
ataca por sorpresa demostrando
que
algo no marcha bien.
Pilar Salamanca. Las horas lentas. Ed. La Vorágine, 2023
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