Hay músicos geniales con una personalidad a la altura como Zappa y
otros cuyo carácter supera su talento y da igual a lo que se hubieran dedicado.
Es el caso de Krahe. Javier K, podría haber sido lo que fuera porque su mérito
era él.
En el caso de JK su
libertad, su acratismo habría cuajado en cualquier otro ámbito, pero él venía
de Brassens y le dio por la canción narrativa.
JR, o sea Joaquín Reyes,
es su análogo chanante. Quiero decir que el de Albacete es él, haga lo
que haga. Escribe columnas en El País como si fueran gags porque
JR es un chiste personificado. JK era un trovador, hablaba como si fuera un
juglar. Le salía solo. JR es un cómico y cuando le da por ponerse serio le sale
una gracia. Joaquín Reyes tiene tanta personalidad que se caracteriza de
cualquier personaje para imitarse a sí mismo. Le detuvieron haciendo de
Puigdemont hablando albaceteño: fue de traca.
A Joaquín Reyes le pasa
lo que a su gemelo Ernesto Sevilla o su colega Carlos Areces. Han entendido que
no hay mejor camelo que uno mismo.
Yo no sé si esto es
ortodoxo o si Fidel Moreno lo incluirá en su próximo Qué me estás cantando, pero
la historia requiere inventiva y a mí el don Machado que me va es el romántico.
El sesudismo lo hace mejor que nadie Santiago Auserón en El ritmo perdido o
Valentín Ladrero en su tendencioso Músicas contra el poder, pero lo
revolucionario, por natural, es oír No todo va a ser follar de Krahe sin
los coros de Pablo Iglesias, claro.
El contrario de JK o de
JR es Pablo López, cuyo gemelo es Pablo Alborán. Gentes de técnica a la que no
puedes sacar de lo suyo porque rechinan. Quiero decir que PA y PL no podrían
ser albañiles mientras que JK y JR podrían ser ingenieros, informáticos o
grandes cerrajeros, con el mismo cuaje. Eligen el faranduleo porque se curra
menos, se cobra más y se folla mejor. Piensan como Hans Zimmer. Componen de
cabeza que ya vendrán los músicos a arreglarlo. Pablo López cantando El Patio
parece la parodia de Freddy Mercury cantando Bohemian rapsody.
Se le nota, como buen músico, que no tiene biblioteca. Zimmer, como Morricone o
Silvestri, saben delegar, componen en su cabeza lo que alguien interpretará
mejor, como Buñuel hacía sus películas.
La letra de Ntvsf es
para reírse del Nobel de Bob Dylan. Yo escribo eso y me voy a Zahara de
los Atunes el resto del año. Si yo fuera Krahe daría veinte bolos y a vivir,
como hacía él, claro.
Sus discos son
microrrelatos. Dominaba como nadie la canción narrativa. Tiene giros y
sutilezas para volver locos a generaciones de críticos como decía Joyce de su Ulises.
Pertenecía a esa gente que está por encima de sí misma, porque reparten la
envidia del ejemplo. Sabina no ha parado de decirlo cuando presentaron su
biografía póstuma: Ni feo, ni católico, ni sentimental.
Krahe, decía que él no
tocaba la guitarra porque no le dejaban sus músicos. Pues eso.
Jonás Sánchez Pedrero. Trilogía 59. Ed. Ediciones del Ambroz, 2021.
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