El Yesterday de Los Beatles viene a ser el “hoy no, mañana” de Mota, pero en versión Liverpool. Sabemos que a los ingleses les gusta significarse: conducen por la izquierda, usan yardas, manejan libras y ahora se abrexan. Pues vale.
A mí lo English me la suda un poco. Comen pepinos, tienen lunares y no leen a Shakespeare que es, Monty Python aparte, de lo mejor que tienen. Además, el mejor Python (Terry Gilliam) es yanqui y a Shako lo deja Cervantes, con una mano, a la altura del “to be”.
Yesterday suena a pinfly, a gualtrapilla, a “vete por ahí”. Tiene una letra carca y moña, pero en los 60 y con peluca de Playmobil parecían lo más. Los Duodeno versioneamos el Let it be como THC.
Lo bueno que tienen las canciones populares es que les cambias la letra y funcionan a poco que seas de Cádiz. La Chirigota es puro ingenio. Un cúmulo apretao de arte en desgana.
Una de las versiones que me viene siempre que escucho el Let it be es la que hizo Pablo Carbonell en mi pueblo. Venía haciendo el verano al estilo Luis Pastor o Duende Josele. Al de Berzocana, Ibarra le hizo una película (Armendáriz mediante) que llamó Escenarios móviles. Su Junta le dio una Medalla que olvidó meter en Qué fue de los cantautores. La peli era un “aquí también sabemos” que reverberaba en el ombligo del Emperador de las cabras que decía Umbral.
Carbonell la versioneaba diciendo “B de Botella, botellero, botella... ¡qué mal gusto tienes Ana Botella!”, con su cara de granuja. El reportero de Caiga Quien Caiga remató la noche de copas en compañía de Alfredo Ramos Carretillo. Una foto inmortalizó el episodio y la instantánea colgó al lado de otra del Teniente Coronel Tejero en el Bar La Duda. La cazurrada acabó cuando el bar se convirtió en Biblioteca del Hotel Eloy. La vida es maravillosa.
El Yesterday viene de una misa de José Luis Cuerda. La podría aplaudir Gabino Diego en Amanece que no es poco. Tiene el tono de santoeselseñor, como casi todo lo hippie de los 60. La versión de Grass es otra cosa. Tralla. Garra. Te llega porque uno tiene en la cabeza los listening de las clases de inglés del instituto y de repente aparece el doble bombo de Juan Carlos Zapata Grass (batería de Boikot) que es quien le dio la sangre al grupo.
Yesterday tiene su película. Carretillo, el núcleo político de los Duodeno, me vino con la recomendación: “Va de que a todo el mundo se le olvida quienes eran Los Beatles y solo un aficionado recuerda sus canciones”. Con la astenia televisiva y de sofá me puse al lío. La película tiene la pegada de los buenos relatos: cambiar un elemento de la realidad para fabricar fantasía.
Danny Boyle, el director, es el de Trainspotting. Ganó el Oscar con ¿Quién quiere ser millonario?, pero todos le conocen por la adaptación al cine de la novela homónima de Irvine Welsh. El mérito de Boyle reside en su olfato. Sabe donde hay una historia y sabe cómo rodarla. Repitió con Trainspoting2 y lo supo hacer (dice Carretillo, porque yo no la he visto).
El Oscar se lo dio el esnife del guión de Beaufoy que antes había escrito Full Monty. Con el mismo coloque se puso a rodar Yesterday mucho mejor que la canción, claro. Aquí Boyle tiró de Richard Curtis que había hecho otras lonchas como Nothing Hill y Cuatro bodas y un funeral.
Buenos mimbres, buenos cestos. Y ahí está Yesterday una película, que habría dado para una miniserie, que habla del valor y el precio de Machado en plan comedieta. La película aguanta varios visionados y viene a engrosar la lista del género Music (Once, The commitments, Radio encubierta, Amy, la chica detrás del nombre…) que en guiriland siempre ha tenido tirón y si no que se lo digan a Rami Malek.
Yesterday es el “decíamos ayer” de Fray Luis hecho canción. Aunque yo piense que es cantinela.
Jonás Sánchez Pedrero. Trilogía 59. Ed. Ediciones del Ambroz, 2021.
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