El placer de
soplar
el café caliente
la sopa caliente
tu seno desnudo
Toda la vida
es vida
cotidiana
(placeres)
Almuerzo en el
bar:
gente que habla
de fútbol
y del eventual
ataque nuclear
de Donald Trump
a Corea del Norte
y luego de las
vacaciones:
se acerca un
largo puente
(a media mañana,
en una ciudad como Madrid)
Cuando Homo sapiens no esté
—quizá no falte tanto tiempo, ay—
los tardígrados seguirán ahí
(ahí)
Vete a la
caverna
Súbete otra vez
al árbol
Hala, a pastar
Lárgate al
Paleolítico
Ea, a comer
flores otra vez
—con amabilidad sutil
ocasionalmente acompañada de lanzamiento
de objetos
eran recibidos muchas veces Ñor y sus
amigos
(predicando la
vida buena)
Recuperar
derechos, decían los amigos de Ñor. Colapsar mejor, replicaba éste.
Recuperar la
ilusión, escuchaba Ñor. Organizar el pesimismo, respondía.
Puesto que
estamos perdidos −decía Ñor a sus amigos y oyentes−, vamos al menos a entender
por qué.
Nuestro problema
no es reconstruir el Estado de Bienestar –es pensar cómo lograremos dar de
comer a la gente en los años que vienen. No me hables de Subsidio Universal
Incondicional, ¡dime qué piensas hacer con los fosfatos! No son tiempos de
perseguir el bienestar personal, amonestaba Ñor. Son tiempos de intentar salvar
vidas.
...//...
“Trata a las
gentes como si fuesen lo que deberían ser, y les ayudarás a convertirse en lo
que son capaces de ser.” Ñor apreciaba este consejo de Goethe, uno de los raros
momentos en que Goethe casi le parecía Albert Camus.
...//...
Si
lo único que nos queda es hacer literatura, sostenía Ñor, mejor no hacer
literatura
...//...
En el vídeo
compartido mil
veces
a través de
esas empresas ultracapitalistas
que sin tino
dejamos bautizar “redes sociales”,
un elefante
niño a quien una turba ha prendido fuego;
su madre y él
huyen despavoridos. Es una carretera de la India,
pero podría
ser también el verano del 95 que evoca
el poema de
Adam Zagajewski:
mediterránea
agua azul que se abre hospitalaria
al mismo
tiempo que en Srebrenica
disparos
genocidas asesinan a hombres
y a muchachos.
No podemos
hacernos cargo
del dolor del mundo: nos excede,
apenas una
porción minúscula del mismo
basta para
aplastarnos. Pero si no asumimos
al menos el
fragmento del dolor más cercano,
ése que sí me
interpela directamente a mí, entonces de verdad
todo estaría
perdido
(no se puede inventar nada peor que la realidad,
dijo el cenizo Michael Haneke)
...//...
Política,
piensan tantos: el arte
de trampear
entre correlaciones de fuerzas
−o de
debilidades, se dijo alguna vez−
para afianzar
las asfixiantes tramas
de la dominación
Pero la política
−sostiene Ñor−
tendría que ser
más bien el arte
de disponer
trapecios y asideros
para el amor
(otra noción
de política)
“…su posición
‘política’, una mezcla de anticapitalismo, anarquismo y ecologismo que asoman
siempre por aquí y por allá y que parecen, con el paso de los años, cada vez
más ingenuos…”
Andrés Ibáñez (sobre Lawrence Ferlinghetti)
O celebrar
el triunfo de la
muerte
o ser tildado
por quien con
displicencia te mira
por encima del
hombro
de irremediable
candidez
(ingenuo,
repetía Ñor,
significa
“nacido libre”)
Es coherente
que alguien como
Gandhi
muera asesinado:
siglo XX, Homo sapiens, planeta Tierra
Y así cuando
nosotros aún seguimos vivos
no deberíamos
dejar de preguntarnos:
qué estaré
haciendo mal…
(qué estaré
haciendo mal)
Está bien visto, valoró Ñor (aunque en la era del espectáculo las “ganas de que te quieran” se vean suplantadas demasiadas veces por las ganas de éxito medible en dólares contantes y sonantes), pero falta otra perspectiva. Independizarse parcialmente de la necesidad de reconocimiento ajeno es un gran paso adelante hacia la serenidad.
Es cierto que distanciarse de semejante ansia −tan básica en el ser humano— puede restar energía: pero lo que uno gana a cambio es paz espiritual. Avanzar hacia esa clase de equilibrio no es hacerse viejo, es madurar.
Repartir textos budistas en las manifestaciones del 1º de Mayo; y propaganda obrera y campesina en los centros de meditación. No se apea Ñor de esta clase de praxis.
La vida humana sin contemplación es menos que humana. La vida humana sin participación política es menos que humana.
A quien recomienda silencio e introspección para volver a conectar con tu yo profundo, recuérdale que hemos de luchar juntos contra el capitalismo −sostiene Ñor. A quien se agota en la lucha mancomunada contra el capitalismo, olvidando las múltiples dimensiones de la existencia humana, recuérdale lo cerca que está el país del silencio −y lo importante que es.
“La única y más grande riqueza que existe sobre la Tierra es la tranquilidad”, razonaba el joven Juan Rulfo.[i] Lo podemos decir en griego: ataraxia. Paz de espíritu, ecuanimidad, conciencia alerta y sosegada. Así estamos −reinventando el epicureísmo/ estoicismo en cada generación…
Nuestra tarea como humanidad no es muy diferente de nuestra tarea como personas: llegar a despertar. Así que más vale que no aflojemos, suspira Ñor…
Jorge Riechman. Grafiti para Neandertales. Eolas poesía, 2019
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