Publicidad
Alimenta y satura la boca de tu buzón,
también el electrónico.
Ojos en carteles gigantes te observan mientras conduces,
ella invade también las ondas de radio.
(Mal)nutren las revistas hasta que enferman,
también habita muy viva, en el cacharro de tu bolsillo.
Hay un poco de programación en la publicidad de la tele,
arma de destrucción pasiva.
En cualquier deporte ya hay más logos que superficie,
patrocinadores voraces, siempre insatisfechos.
Abajo, en el metro, decoran las paredes,
arriba en el cielo la exhiben los aviones.
Colonizadora y parásita a la vez,
megamaquinaria de la confusión.
Imposición bestial para que el mapa
sustituya al territorio.
La identidad es la del consumidor;
permanente estado de necesidad.
(También de necedad).
Muere por colarse en tus sueños,
si es que no lo ha conseguido ya.
Brujería
El fuego no se ha extinguido,
aunque sea en el mundo simbólico.
¿Acaso existe otro?
Palabras bárbaras,
tan tangibles que se pueden tocar.
La nostalgia de lo arcaico
se combate con cada iniciación personal,
a menudo salvaje,
siempre inesperada e imprevisible.
Túneles y conexiones imaginarías,
que nos lleve allí donde muera nuestra apatía
y deje lugar para esa unión sagrada
de imaginación y voluntad.
¡Viva!
Vuelan los drones de la muerte,
indiferencia y genocidios
Va la (des)información saturando, confundiendo,
Alimentando la ignorancia.
La tele miente
a bocajarro, sin piedad ni descanso.
Acelerado, todo siempre acelerado.
No caben los planes, solo los que son
a medida, pero...
releyendo un poema
que aislando la primera letra de cada verso,
una dirección asoma,
incluido el mensaje puro e importante.
Así, vuelve la esperanza.
Jesús Gálvez Os
En: Voces del Extremo. Poesía y paraíso. Ed. ACSAL. 2025
Ilustración de Antonio Gómez
No hay comentarios:
Publicar un comentario