documentos de pensamiento radical

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viernes, 22 de agosto de 2025

4 poemas de Christian Mingorance Gijón




¿A QUÉ SABEN LAS NUBES?


Se pregunta al mirar al cielo

sintiendo el peso del mundo.

El sol las condimenta de sabores:

de naranja, fresa, coco o arándanos,

o eso quiere imaginar.


Cada mañana se lo pregunta

con la luz del alba

sumergido en la humedad.


Sordo por el silencio de la ciudad,

ciego como sus conciudadanos.

¿Sería optimista considerarse como tal?


¿Quién será el valiente en propinarle la patada?

de mirarle a los ojos,

de ponerse las gafas.




2153

Los gorriones comunes se convirtieron en exóticos,

las ratas de las alcantarillas colonizaron las viviendas,

los mosquitos se quedaron sin más sangre que extraer

y las selvas quedaron empolvadas en dunas desérticas.


Había imaginado un futuro distinto,

edificios altos y blancos,

energía renovable, árboles protegidos,

y bonitos ríos con agua potable.


Un mundo sin oro, sin clases,

utópico reflejo de Thomas Moro,

comunitario en las comunidades cómodas

sin distinciones de género, religión, raza

o de prácticas sexuales.


La imaginación rebelde

traza el diámetro entre el limbo

y la muerte anunciada,

parásita de una esperanza

pérdida en primer lugar.


No quiero volver a imaginar,

no quiero volver a desenterrar

los fracasos convertidos en ajuares

almacenados en gélidos túmulos.




LUCIÉRNAGAS EN OFF

Las luciérnagas se han apagado.

Borrachos e iracundos

varados en semáforos con prisa,

rojo o verde, izquierda o derecha,

confundidos por el GPS que direcciona el sentido.


De nuevo,

las luciérnagas se han apagado.

Los oligarcas de las luminarias

han provocado su baja,

ellas no querían atraer a la presa,

no pretendían vender un champán,

ni unas nuevas viviendas

que ni en cinco vidas

una familia modesta podría comprar.


Antes las luciérnagas brillaban

como luces fluorescentes de neón,

iluminaban los campos con una danza

que dibujaba un mar de lima,

pero se volvió monótona su función.


El capitalismo ha convertido en diversión

las luces fluorescentes de neón, el pole dance,

el machito que, con dinero,

promociona la siguiente violación.



¿PUEDO HABLAR?

Abrieron cráneos

para derramar en ellos

tierra,

pólvora

y patriotismo.

Pintaron fachadas de azul,

simulando los últimos segundos

que vieron los ojos

que suplicaban al cielo.

Cosieron heridas

con agujas sin dedal,

atravesando los dedos

para pasar las páginas

con sangre.

Brindaron con salud

y sin república,

pidiéndole a dios

el triunfo de la derrota.

Cazaron palomas

para eliminar los mensajes

que advertían

de sus problemas de persuasión.

Al final, vencieron.

Convencieron.


En: Voces del Extremo. Poesía y paraíso. Ed. ACSAL. 2025

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