La épica, si la hay, está en la retaguardia. La épica es el cuidado de niños y
viejos, la cocción de la comida, la recogida del fruto, el cepillo que pule la
madera.
La épica no es el fusil, es la escoba.
Todo eso es también la retaguardia.
Y la infancia es la retaguardia de nuestras vidas.
De manera paradójica, la vejez es también la retaguardia. O quizás, mejor
formulado, como diría Joan Margerit, la vejez es una forma de posguerra.
Pero las guerras las hacen las vanguardias y las sostienen y las sufren,
largamente, las retaguardias.
Miro hacia los que sostuvieron mi vida. Y hago elogio de ese tejido.
De igual modo, miro hacia el mar y contemplo la aventura de nuestro
tiempo y el desprecio que nos rodea. El mundo es una patera a la deriva.
Siempre he pensado que la paz es la guerra por otros medios. Por eso la
retaguardia está dispuesta cada amanecer.
Pedro Sáez Serrano. Elogio de la retaguardia. Ed. Calumnia. 2025
Ilustración: Antonio Gómez
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