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domingo, 8 de junio de 2025

5 poemas de CAVE HOMINEM de SANTIAGO AGUADED LANDERO

 


EL MASTÍN DEL SENDERO BIFUCARDO

 

 

 

¿Qes el Laberinto? –preguntas.

 

                                                                Acaso espejo minúsculo donde titila la luz de un símbolo; piel de mujer a la orilla de un mar cegado; sendero oculto que se bifurca cuando se oye la maresia.

Hay laberintos que se construyen en soledad. Otros en colectividad. Hay enigmas en cada etapa del camino, esfinges con (más)caras de perro, que nos interrogan con palabras que no pueden ser escritas. Sospechas de la felicidad ajena y ahora, al mirar detrás (o adelante), la sientes tan presente como la tristeza.

 

 


 

EL SILENCIO DE LOS PERROS

I

 (una noche de cacería)

 

 

 

LO peor no era los perros ni que todos estuvieran famélicos.

Lo peor era sus miradas barcinas, que como dentelladas, se agazapaban en la noche. Lo peor era ese temor al colapso que sin embargo ya había sucedido. El paisaje devastado: los árboles en el atlas del cielo. El vigor insomne de las hormigas frente a la ausencia de pájaros. Lo peor era la soledad acompañada. Como ciegos envidiosos de la luz apostábamos los oídos en la oscuridad como quien espera fosfenos extraordinarios pero allí solo existía la convicción dentada de los lobos: el hambre y su dominio. Aunque sus lenguas estaban atadas a las estacas del mal, lo peor era el aullido silente de los perros.

 

 


 

II

SIN FLORES NI SOMBRAS

(al día siguiente de la cacería)

 

 

 

AL alba la claridad revela flores espurias: flores sombrías, flores cenicientas, flores mustias, y no nos sirven de señuelo. Acaso un cimbel de pato nos sirva para comer carne un día, pero hemos de acostumbrarnos a pastar como los corderos. ¿Quién ha visto un cordero carnívoro? Llevábamos el valor del viento en la cara, el peligro del agua en la mar, el escalofrío del esclavo que intuye la paciente espera del hoyo. Hemos llegado al mal de la montaña, porque el miedo como los abismos es vertical; no hay mayor mal que aquel que se oculta en la transparencia. Entonces le digo: - «el mal es deseo de justicia, el bien es fruto que fenece. Ambos trabados en lo idéntico».

 


 

TENHO QUALQUER COISA DE CÃO

 

 

 

COMO un perro tibio de ensenadas, tengo la visión borrosa.

Entre sombras atisbo amaneceres sin sol ni luna. A veces camino con las manos y utilizo la cuatro patas para morder el tiempo. ¡Ah si pudiera decir lo que han visto mis ojos insomnes! Un ojo es todo un cuerpo, una boca es agujero negro, siempre hambriento. Hambre y distancia en el Lar Abierto. Hacerse el perro, ¿significa ratificarse como sombra o ladrar a la Ausencia?

- ¿Estás ahí, lector dormido encima de tu ubicación digital? No. Sí.

Estás ahí mientras los perros del laberinto, como Argos, huelen el olor fétido del amo. Sólo una autopista (fantasma) impide a la jauría cruzar hacia el otro lado, donde yo, perro obeso (y faldero), me escondo entre flores (olvidadas /vertebradas)…

 

 

7-7-24

 


 

CANCIÓN DE LOS PERROS PASTORES

 

 

NOSOTROS

somos los que fijamos los límites del rebaño,

los que marcamos con orines

el territorio del laboratorio / laberinto

bajo la luz eléctrica del conocimiento.

Hacemos el día igual a la noche

y la noche igual a todos los días

en los que comes pienso animal,

cosecha transgénica de cruces.

Aquí hoy sólo crecen despojos

cebados de ciencia,

tan tácitos de defunciones

que es inútil maquillar el disfraz

de cíclope eficiente.

Cuando la tarde

conjura a las ovejas

a guarecerse de la noche

sorbiendo el escombro de la sangre,

ellas se obstinan, cautivas

de un ayer propicio,

en un (des)orden insomne,

bocetos ya de carne

de cuero envejecido

en las manos urgentes

del carnicero/ del jifero.



 Santiago Aguaded Landero. Cave Hominem. Ed. ACSAL, 2024

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