SI SOY capaz de soportar la ingravidez,
¿por qué no habría de sobrevivir en la calle? Soy el
bóxer de Orihuela, el perro de Koudelka, el perro negro de los sacrificios.
Todos en uno mas diferente. Os amé tanto, humanos, que pensé que no
trabajaría nunca, pero heme aquí en la calle, donde siempre caigo hacia
dentro. El sol negro del mediodía me ladra, mientras la luna llena de
conceptos me requiere para los cortejos de los cementerios. Siempre hay
un perro extraño de cuatro ojos y cola de serpiente que se resiste a morir,
que sólo piensa en sobrevivir. Nunca contemplé el suicidio como esos
caniches de casta que se lanzan al precipicio. Podría haber sido galgo de
canódromo, pero sólo soy perro flaco, lleno de pulgas que rebusca en la
basura. ¿Qué queréis, hombres? Acaso creísteis que podíais domarme
como a un mastín con pedigrí. Soy el buldog de los entierros y de los
renovados huérfanos.
Santiago Aguaded Landero. Cave Hominem. Ed. ACSAL, 2024
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