Yo
digo sí,
tú
dices no.
Pero
la catenaria de la vía férrea
que
enreda nuestras melenas
cimbrea
con tu llanto.
Mis
ojos,
como
un morse,
me
transmiten el mensaje.
Trato
de romper los raíles a martillazos.
No
lo consigo.
Será
porque uso un martillo pequeño
o
porque golpeo sin convicción.
Por
lo visto
tu
negro y profundo escondite
vibra
porque
te entran ganas de abrazarme.
Isaac Alonso Araque. La reina púrpura. Huerga & Fierro Ed, 2016
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