Tan generosa es la vida,
que acaba por parecerse
a como uno la imagina.
* * *
Es el mundo, para todos,
una gran sala de espera:
sabemos lo que esperamos,
no cuánto tiempo nos queda.
* * *
Ya estando muerto mi padre,
en multitud de ocasiones
creía verlo en la calle.
Recuerdo más de una vez
seguir a algún transeúnte
por si pudiera ser él.
Creo que a partir de entonces
he dedicado mi vida
a perseguir ilusiones.
* * *
Náufrago profesional,
siempre en peligro mi vida,
aún confío en que el mar
me ha de llevar a la orilla.
* * *
Creo que el miedo a la vida
debe ser, probablemente,
la experiencia que tengamos
más parecida a la muerte.
* * *
Por suerte, la Poesía
me ofrece siempre el consuelo
de imaginar, cuando escribo,
lo que a vivir no me atrevo.
* * *
Puede ser que Dios exista;
y que no exista, también.
Ya he resuelto este misterio
(sé que Él sabe que lo sé).
* * *
Tendré nueva biografía,
otra forma de existir
cuando ya no esté en el mundo
y alguien se acuerde de mí.
* * *
Toda mi vida he tratado
de investigar su porqué.
El día que yo me muera,
¿la muerte analizaré?
* * *
De niño siempre soñé
ser algún día un poeta
de quien pudiera decirse:
“Es su palabra sincera”.
Ahora ya no me basta
esta mínima exigencia.
Con hechos, no con palabras,
he de escribir mis poemas.
* * *
Toda mi vida soñé
con una casa en el campo
que en su pequeña parcela
tuviese al menos un árbol.
Pero empieza a preocuparme,
con el paso de los años,
que ese árbol sea el ciprés
que da entrada al camposanto.
* * *
Yo sé que seguimos vivos
también después de la muerte,
pero sólo en la memoria
de quien de verdad nos quiere.
* * *
Tan sólo en la poesía
mi vida encuentra refugio
donde curar las heridas
que yo mismo me produzco.
* * *
Siempre derrocho, dormido,
el discurso apasionado
que, despierto, necesito.
* * *
Ya sé que la vida es sueño,
pero éste hay que fabricarlo
y defenderlo despierto.
* * *
Hola, ¿Qué tal?, Buenos días,
Muchas gracias, Por favor…
Infinitas las maneras
con que decimos adiós.
* * *
Siempre tiene utilidad,
si no calidad, un poema:
aunque no a la Poesía,
nos deja ver al poeta.
* * *
El retrato que de mí
haga quien lea estos versos
es, seguro, más amable
que el que veo en el espejo.
* * *
¿Qué falta me hace soñar,
si vivo a diario el milagro
de poder, al despertar,
verte dormida a mi lado?
* * *
Está feo que lo diga,
pero no hay nadie que tenga
más suerte que yo en la vida.
Agustín Porras Estrada. Una eterna despedida (Verbum, 2016).
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