Hay que decirlo ya o de pronto seremos bases de datos, el corazón de un mercenario curtido en la barbarie. Estos hechos suceden cada día: mientras los traficantes de niños subastan órganos en Sotheby´s, las prostitutas dominicanas se emocionan con ‘Hola’ o ‘Lecturas; cuando los delincuentes con chándal, comiendo roches, estudian las alarmas de los bancos, en prestigiosos gabinetes se barajan, cual rifas, recalificaciones, junto a las zonas verdes con jardinero ruso y canes alsacianos; en los bingos, las sectas se financian y el peón que se mata a trabajar dilapida su sueldo en las cabinas de los sexshops; las señales de tráfico contraen la lepra y los ciclistas se lanzan desde los riscos en picado. Y lavados de coches, de cerebros, mientras el forense apaga parsimoniosamente su farias. Por eso no se arrancan los ojos los torturadores – PLUSVALÍA – Los titulares de la tarde son los mismos, pues siempre la violencia se ejerce desde el orden, sea por jerarquía o por consenso. Lejos de donde el hombre se reúne y deja en el carné, en el grupo, en el número, su inocencia de piedra sensitiva, su estatura de muerte y de mirada, los árboles dialogan con la lluvia y el otoño adelanta su silencio, más elocuente que cien mil encuestas. Sobre las mesas de billar copulan las zumayas y en los salones dormitorio se encuentran las pupilas, se olvidan las cadenas. Un alud de mensajes recorre la ciudad. Mientras, en melancólicas consignas, los carteros resuelven crucigramas. Hay que decirlo ya o de pronto seremos bases de datos, tarjetas de visita, del Bundesbank los tipos – CRIPTA –
Fermín Herrero. poema del libro Echarse
al monte (1997); recogido En: DISIDENTES: antología de poetas críticos españoles (1994-2014). Ed. La oveja roja. Madrid, 2015
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