que me da vergüenza
su careta de cartón
piedra
su sonrisa acartonada
sus promesas de cartón
mojado,
sus tretas y dineros
ocultados,
y no precisamente
en cajas de cartón.
Que me da, que me da,
que me da grima
la cartulina descarada,
el olvido empedernido
de tanto parlante papelón.
Que me da, que me da,
que me da vergüenza
ajena.
Armando Corveille Guerra, Mayo, 2015
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