I
la abuela tenía en el pasillo un sagrado corazón en holograma
bastaba con mover ligeramente la cabeza
para ver sonreír al hijo de dios
bastaba con alejarse para verlo sereno
ensimismado
la abuela (también) tenía a su cargo a la hija del cartero
apenas un año mayor que yo
apenas unos centímetros más alta
los suficientes para alcanzar la llave del cuarto
que la precavida viejita dejaba sobre el refri
un día la abuela tuvo que salir
en cuanto cerró la puerta
la niña fue por la llave
me tomó de la mano
y me llevó frente al cristo en 3d
lo señaló y me dijo:
si no besas mi cosita
él se va a enojar y te va a castigar
el holograma parpadeaba
e inclinaba la cabeza
consintiendo
entramos al cuarto y la nena se quitó los calzoncitos
se sentó sobre la cama y separó las piernas
aquí tienes qué besarme dijo
abrió su sexo inmaduro
suave
cálido
dulcemente oloroso
como el pastel de fresas con crema de la abuela
II
creo que de ahí viene mi fijación
por el sexo oral y los coños depilados
no hay nada más excitante
que un coño perfectamente rasurado
(salvo
lamer hasta el hartazgo
un coño perfectamente rasurado)
rozar su clítoris con la nariz
mientras tu lengua la penetra
lamerle la entrada de la vagina
y dibujar circulitos
por todo su sexo
morderle los labios
sabes a qué me refiero
sentir que se viene en tu boca
verla de reojo aferrarse
a la cabecera de la cama
a la almohada
a tu cabello
a tu cráneo
apretarle los senos para dejarle claro
quién está a cargo
(pídele a tu mujer que se depile para ti
y págale con creces el esfuerzo
te juro que no te vas a arrepentir)
III
pecado y penitencia
el holograma era bueno de celestino
pero pésimo como vigilante
nos descubrieron
así que la abuela jaló a su nietecito querido
de entre las piernas de la nena
(asunto harto difícil pues el niño
era una verdadera sanguijuela)
la nena se aferraba a mis cabellos
y la abuela a mi camisita
la rompió
así que me jaló del pescuezo
(casi me asfixia la maldita vieja)
mientras rodábamos por el piso
vi a la nena aún con las piernas abiertas
y el sexo mojado
enrojecido
retorciéndose
respirando dificultosamente
se la llevaron
y a mí me mandaron al catecismo
cosa que resultó muy bien
pues sabía perfectamente
que me había ganado el cielo a lengüetazos
así que no asistí ni un sólo domingo
a la iglesia
en cambio aprendí a colarme
por las puertas de emergencia
al cine porno del barrio
(el marilyn monroe
se complace en presentarle
horas y horas de sexo ininterrumpido
permanencia voluntaria)
así cada fin de semana
IV
para mi cumpleaños número doce
la abuela preparó un delicioso pastel de fresa
apagué las velas
y antes de que los chicos de la cuadra
gritaran mordida mordida
me sumergí lo más que pude en el pan
en la crema batida
en las fresas rozagantes
en el sexo sin vello
de la hija del cartero
que me dejaba lamerla
hasta secar mi lengua
únicamente para salvar mi alma
V
cada que pasaba frente al cristo en 3d
éste me hacía un guiño y sonreía
entonces
estaba seguro
de que me había ganado el cielo
a lengüetazos
Israel Miranda. Porno para perdedores y otros sucios hábitos
No hay comentarios:
Publicar un comentario