BORRA TODAS las huellas
me decías,
cuando te hablé de mi falta de emoción
no recobrada ni siquiera en el Castillo de Medellín
tras encontrar Bronce Final bajo sus ruinas.
Borra todas las huellas
me decías,
aquella tarde
de merenderos
años sesenta
con sobrecillos del azúcar de Juan Hidalgo
–Villanueva de la Serena, Badajoz–
donde prometí carreras dobles en bicicleta
hasta el Cerro del Tambor
en noches de gatas egipcias
y pijamas chinos.
Borra
aquellas tardes en Magacela,
y aquel tiempo,
finalmente considerado,
si no es para recordarlo aquí
a pesar de haber jurado,
jamás hablar sobre estos meses...
Borrar, Ángel,
todas las huellas...
Antonio Orihuela. Esperar sentado. Ed. Ruleta rusa, 2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario