Jorge
Camacho Cordón (Zafra, 1966), poeta extremeño que reside en Madrid, escribe
normalmente en castellano y en esperanto. Conocí a Jorge Camacho el verano del
2019 en el pueblo de Moguer (Huelva) durante los Encuentros de Voces del
Extremo que se celebran en dicha localidad coordinados por el poeta Antonio
Orihuela. Compartimos versos, vino, amistad, fraternidad, libertad… Jorge
Camacho recitó en castellano y en esperanto en la Casa Natal de Juan Ramón
Jiménez. La lengua universal del doctor Lázaro Zamenhof brilló en sus versos
solidarios, no en vano este poeta ha publicado diversos libros de poesía en
esperanto: Celakantoj
(Celacantos, 2004), Saturno (2004), Eklipsas
(Eclipsa, 2007), Koploj kaj filandroj (Coplas e
hilarañas, 2009), La silika hakilo (El hacha de sílex, 2011), En la
profundo (En lo hondo, 2013), Strangaj spikoj (Espigas
extrañas, 2016), Palestino strangolata (Palestina
estrangulada, 2016) y Brulvunde (Como
una quemadura, 2017). También se pueden leer sus versos en esperanto en
dos antologías colectivas Ibere libere (En Iberia, en libertad, 1993) y Nova
mondo en niaj koroj (Un nuevo mundo en nuestros corazones, 2016).
Recientemente
recibí Palestina estrangulada publicada por el entusiasta Jordi Maíz
Chacón que, desde la Sierra de Tramontana (Mallorca), edita sin parar autores
realmente interesantes como es el caso de Jorge Camacho. El escritor Santiago
Alba Rico, en el prólogo de Palestina estrangulada, reflexiona sobre la
obra poética comprometida de nuestro autor: <<…Y sin embargo Jorge
Camacho lleva años atreviéndose a afrontar poéticamente está rutinaria y
radical contrapoesía israelí. El libro que el lector tiene entre sus manos
recoge una selección de los poemas en los que Camacho ha ido encajando ‒y
desnudando‒ los sucesivos “gestos máximos” de degradación que acompañan desde
hace 78 años la Ocupación de la “Palestina Estrangulada”. La poesía sirve, lo
digo siempre, para devolver la vista a los videntes, milagro que ni los médicos
pueden lograr. Sirve para que lo bello se vuelva bello, lo rojo se vuelva
definitivamente intolerable. (…) Bendita poesía capaz ‒sólo ella‒ de maldecir a
los malditos.>> Jorge Camacho con sus versos nos describe la desgarrada
historia de Palestina, nación ocupada, tierra estrangulada. En el poema
Palestina, dice: <<Cuanto más largo y más alto / el muro de cemento que
encarcela, / tanto más largo y profundo ha de ser / el túnel que
libera.>>
Siguiendo
este mismo afán poético Camacho nos brinda ahora un nuevo grito telúrico bajo
el título de Quemadura (Ediciones Vitruvio, Madrid, 2020). Un libro de
242 páginas, tamaño cuarto, donde el autor recoge una gran parte de su obra
poética en más de doscientos poemas. A través de sus versos encontramos
autobiografía, vida social, sexo, amistad, pensamiento, puntos de vista,
filosofía, etcétera. En definitiva, sus versos son actuales, concienciadores,
corrosivos, tiernos, contemporáneos, históricos. Son temas diversos, caminos
iniciáticos, viajes con retorno. Quemadura es sin duda un magnífico
libro de poesía, una obra que podría catalogarse de antológica, casi una
primera obra completa, pero el autor es joven y está en plenitud creativa y
todavía seguirá ofreciéndonos nuevos versos. Jorge Camacho ha sabido lidiar con
la lírica ofreciéndonos con Quemadura unos versos realmente impactantes
tanto en lengua castellana como en esperanto. Camacho ha viajado por diversos
lugares del mundo, pero ahora en el poema “Pasajeros” nos dice que lo que más
le motiva es viajar en autobús y asomado por la ventana ver los recoletos
espacios de su barrio: Ahora que viaja todo el mundo / sólo busco el paisaje
de otros cuerpos. / No hay lugar que requiera mi presencia. El apunte de
denuncia histórica nos lleva a 1945 cuando los yanquis lanzaron dos bombas
atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki. Aniversarios cotidianos que nos recuerdan
el salvajismo de la humanidad. El poeta se pregunta por qué lanzaron dicha
bomba cuando Japón ya estaba derrotado: Herida abierta aún en la conciencia
/ no sólo de Japón sino del mundo entero / (quizá también en la conciencia
elástica, ejemplar / de algunos yanquis de hoy?) El poeta se dirige a los
jóvenes y les hace saber que ellos no son el futuro: La elasticidad, la
energía y los espejismos juveniles / los conozco bien, los experimenté o, al
menos, los recuerdo, / pero el único futuro se llama vejez. / Jóvenes, no os
engañéis: vosotros sois el pasado. En su arte poética encontramos la rima,
el ritmo, el paisaje de una palabra cosmética, imágenes, conceptos,
comparaciones y contrastes; así en la esencia: la poesía es / lo que queda.
Jorge Camacho se nos muestra poeta de vanguardia, artista, a través del poema
“el hacha de sílex”, caligrama en forma de globo aerostático. Otro caligrama
lleva por nombre “el huevo”, precisamente las palabras forman con los versos la
imagen de un huevo. El poema lleva una postdata: Escribir un caligrama /
como un huevo ya lo hizo / el griego Simias de Rodas / hace veinticinco siglos.
Y
se nos vuelve filósofo en el poema “Universo”, el poeta reflexiona: el
universo / es mudo / el universo, / el cosmos / el todo, / de los cúmulos de
galaxias a las partículas subatómicas / calla ante nosotros, los seres humanos,
/ no con el silencio terco y pertinaz / de una persona que cierra la boca con
firmeza para no decir nada / por el motivo más noble, canalla o sencillo, /
sino con el de una piedra / el universo / mudo / como una piedra
La
conciencia crítica también forma parte de los versos de Camacho como en él
titulado “el dinero” donde nos recuerda que desde que se inventó el dinero todo
los entendemos con lenguaje monetario, es decir todo tiene un precio: campos
y casas, / cuerpos y cópulas, / hablas, imágenes, / crímenes, muertes / (de
seda o sílex), / proles y dioses, / sueños, verdades, / cosas y causas / nunca
más únicos: / todo es moneda / mundo, cuanto más dinerario / más demoniaco. El
poeta nos narra la naturaleza de la tierra con su flora y su fauna, las sombras
y los lamentos, los vientos: nuestra indiferente interficie / con el
universo incandescente. A Marta le dice que, según Confucio, la vida sólo
empieza a los 70, y le recuerda a la joven muchacha de 18 años que se lo tome
con paciencia: que no llegarás más pronto / por mucha prisa que tengas.
En el poema “Windsor” el poeta confiesa que llegó a Madrid con sólo 9 años tras
los pasos de su padre Anastasio que como jefe de obras emigró a la gran ciudad
para trabajar en la construcción del rascacielos Windsor. Seis años después de
la muerte de su padre el rascacielos ardió: En aquel trance me pareció
oportuno / que el Windsor se volviera pira, humo, ceniza, / que las personas
vivamos más / que estos modernos edificios. El poeta meditó esta situación
poética en el barrio Asakuka de Toquio y pensó que existe sólo una eternidad: la
de las estatuas, mastabas, lápidas y epitafios. En el poema “Barcelona o
Madrid” Camacho se pregunta o mejor
dicho se contesta que él podría vivir en Barcelona, ver Madrid y París y
Pequín en las noticias, no
cruzarse con otras gentes de las que ahora se cruza en el Metro en la Puerta
del Sol, el poeta sentencia: Pero vivo en Madrid. Aquí me encuentro / de
visita unos días. Luego vuelvo / a lugares, rutinas, individuos / en los que me
entretengo cada día / y que, de haber ido las cosas de otra forma, / podrían no
ser nada, ni un recuerdo. El poeta regresa a su ciudad convertida en un
“espectáculo” donde se cruza con miles de personas. El poeta camina desde el
barrio de Tetuán hasta la Latina o Lavapiés, por donde deambulan tantos
desconocidos para él: Entre siete mil millones de individuos / que somos, /
a alguien tendría que conocer, ¿no crees? Entre los más de doscientos
poemas destaca la fluidez lírica de la mayoría de ellos, algunos son crónicas,
otros son narraciones. A más de los poemas citados son muchos otros los que
destacaría de este poemario: “Nuestro padre”, “Un gran peso”, “Edimburgo”,
“Madrid 2018”, “La hoguera”, “Lucidez concluyente”, “Guillermo en el refugio”,
etc. Aparte hay que citar también los poemas escritos en esperanto, uno de
ellos lleva por título “Malbene” (Malditas) en que arremete contras las
banderas, las naciones, las fronteras, los reyes, los papas, los amos… Un poema
de la conciencia crítica de Voces del Extremo; como escribió el poeta catalán
Joan Salvat-Papasseit: “No me alistaré bajo ninguna bandera, son el claro distintivo
de la opresión”; por su parte Jorge Camacho dice: Malditas las banderas,
esos trapos / símbolos del odio y la ignorancia!
Ferran
Aisa-Pàmpols
(Barcelona,
16 de diciembre de 2020)
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