Yo,
que te quise tanto entre la bruma,
te
estoy queriendo, degollado vivo.
Te estoy queriendo y quieres, y no altivo,
infiel, te acecho y rujo, tigre o puma.
Sangre y sal, sangre líquida rezuma
este cuerpo, anteayer de ti cautivo.
Sal
destilan mis ojos, vil archivo
que
ni guarda ni ficha, pero inhuma.
Dimas, no Gestas, soy en el tormento
de tener que quererte en el madero,
de estar queriéndote sin más, deshecho.
Porque me vas dejando sin aliento,
como al barro la reja, prisionero;
sin una viga, ni un ramal, ni un techo.
Manuel Ruiz Amescua. Una verdad extraña (poesía 1974-2018). Ed. Comares
No hay comentarios:
Publicar un comentario